Adiós a un mito

Curiosamente, el futbolista era quizá el menos preocupado en una tarde en la que las caras tensas de los presentes en la reunión fueron la nota predominante. A mediodía, alguien se había encargado de filtrar la noticia de la no continuidad, practicamente un secreto a voces desde que Djukic fuese presentado como nuevo técnico. El preparador serbio no escondió en sus primeras horas como nuevo responsable del banquillo que el asunto del ‘6’ iba a ser lo primero que solventase.

Albelda llegó a Paterna en su vehículo a las siete de la tarde y se marchó media hora después sin hacer declaraciones. Entremedias, una reunión corta pero intensa con el que fue su compañero de vestuario y no será su entrenador. Djukic le explicó los motivos claramente y sin ambajes: valora su compromiso, sus ganas de aportar, pero el rol que tenía previsto para Albelda esta temporada no iba a ser del agrado del capitán. Djukic tenía dudas de que el mediocentro aceptase sin rechistar un papel secundario, de comparsa, de poca continuidad y escasos minutos sobre el césped. Y decidió evitarse un problema.

Amadeo Salvo y Braulio Vázquez, también presentes, reiteraron su apoyo a la decisión del técnico. Y así terminaron quince años de servicio al club, con una hoja de servicios intachable con el único borrón de la temporada 2007-2008, cuyas circunstancias son por todos conocidas. Albelda ya no es jugador del Valencia. Muchos pensaban que jamás leerían dichas palabras por escrito.

Desde el club se trabaja contrarreloj para preparar una despedida a la altura de un futbolista que, después de las dieciséis temporadas del central Ricardo Arias, se convierte en leyenda tras pasar los últimos quince años de su vida vistiendo la camiseta del Valencia CF. Su despedida sobre el césped se quedó a medias: nadie sabía qué iba a ocurrir con su futuro -de hecho, tenía posibilidades de seguir si Valverde hubiese renovado-, así que Albelda aprovechó su sustitución durante el partido en Mestalla ante el Granada para aplaudir y rendir pleitesía a una grada que le despidió con una ovación memorable. Un adiós emotivo, sí, pero algo escaso si consideramos lo importante que el mediocentro ha sido en la historia del Valencia. Igual que sucedió con la marcha de Baraja, faltó ‘algo’ en ese adiós. El club intentará, mediante un partido homenaje previsto a corto plazo, paliar algo esta sensación.

Por lo pronto, el jugador prefirió digerir en privado, con su familia, una noticia que no por esperada deja de ser dura para un futbolista. Pese a los comentarios de sus propios compañeros, e incluso de organismos como la Asociación de Futbolistas del club, Albelda y el Valencia separan sus caminos momentáneamente. En el futuro próximo, ya con las botas colgadas, seguro que vuelven a cruzarse.

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