Bernat, once millones y el ‘Lagarto’

Encare por donde encare este escrito que tiene usted delante, seguro que me dejo algo. Y es que este lunes 7 de julio (San Fermín) nos dejó de todo en el Valencia CF. Jornada de esas que da para escribir un tratado más que una columna de opinión. Eso si no se quiere hacer un análisis superficial y carente de sentido, de esos que se hacen ahora con metáforas, desprecio y nulo respeto y conocimiento por algo más que no sea el propio ombligo.

Lo más noticiable (por sorpresivo), el traspaso de Bernat al Bayern por once millones de euros. Nada nuevo bajo el sol en cuanto a modus operandi. Es un traspaso casi idéntico al que se hizo con Jordi Alba al Barcelona. Para bien o para mal, el mismo baremo es aplicable para analizar la venta del lateral izquierdo valenciano hacia el conjunto muniqués que la del catalán al equipo del que salió.

No cabe otra. Entre que el chico no quería renovar y que, mientras no haya dueño en el Valencia, el club económicamente está como está, pocas salidas había más que vender a otro producto de la cantera, en este caso al fútbol alemán. En el peor de los casos, hay relevo. El futuro se llama José Luis Gayá. Por favor, cuídenlo. Es el futuro y es de la casa.

Salvo dijo que hasta finales de mes no se cerrará la venta a Peter Lim. Pero entre las necesidades, el tiempo que pasa, los jugadores que no ven claro el futuro, y los que se van escapando (sonaron Garay que se fue el Zénit, Rodrigo que ya ha dicho que no viene y Oblak que puede firmar por el Atleti), o se dan prisa con el omeprazol, o cuando vayan a tomarse la pastillita el ardor de estómago ya se habrá convertido en una úlcera de duodeno y entonces el comprimido poco podrá hacer.

Y en esos once millones de Bernat, entra el otro nombre del día: Juan Antonio Pizzi. ‘El Lagarto’, que ayer se despidió como un señor. Sin insignia de oro y brillantes, pero con educación y señorío. Gracias a la apuesta de Pizzi por gente de la casa como Alcácer o Bernat se han asentado en primera y se han consolidado, pudiendo aumentar su precio de mercado.

Pizzi se marcha dolido y es normal. El entrenador hispano-argentino deja como legado la valentía de apostar por los jóvenes y dos partidos de Europa League memorables (aunque uno de ellos con dramático final). De esos que levantan a la gente y la hacen acercarse a su equipo por encima de metas insípidas. Ya escribí en su día que la ilusión en el fútbol no se puede medir al peso con la regularidad porque se alimenta a base de golpes de locura como los que se vivieron en la competición europea.

Creo (y lo expresé en «El entrenador») que Pizzi merecía seguir. Llegó como campeón de la liga argentina. Apostó fuerte y ahora le toca irse como damnificado de un interminable proceso de venta que nos tiene a todos cada vez más hartos. Aún así, ni una mala palabra. Todo agradecimientos a la afición y a la entidad diciendo que no se equivocó. Esperemos que ahora sea la entidad la que no se equivoque con su adiós. Enorme ‘Lagarto».

Sé que me dejo a la Fundación, la llegada de Nuno y los «metafóricos» cuyo verdadero drama es no saber todavía en qué consistió su ofensa. Pero es que, ciertamente, me tienen tan cansado que no me apetecía ni lo más mínimo hablar de ellos. Creo que me entenderán ustedes y sabrán disculparme…

 

Manolo Montalt (@ManoloMontalt)

Director de La Taula Esportiva (NOU Radio)

 

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