¿Cuándo viene Miroslav Djukic?

Las películas siempre son fuente de inspiración para los periodistas. El argumento hace de hilo conductor del artículo que el columnista de turno ha preparado para los lectores. Las frases célebres de un film pasan a formar parte del lenguaje del periodismo deportivo. Porque, al fin y al cabo, el cine tampoco dista mucho de la realidad vivida en la idiosincrasia de un club de fútbol. O, al menos, a mi me lo parece.

El Valencia CF siempre ha sido y será un filón inagotable de noticias y sainetes propios de un universo paralelo. ‘Valencianistán’, que le llaman algunos. Pues a ese espacio alejado y distante se dirigió hace unos meses un tal Miroslav Djukic. Aquellos que lo conocían lo caracterizaban como un hombre serio, de apariencia elegante, de talante pausado y aseverado. Era, al fin, aquel ‘elegido’ destinado a poner un poco de cordura en una esfera algo más que convulsa, tanto en lo económico y social, como en el marco deportivo.

Miroslav Djukic, un tipo al que se le presuponía dominante de todos los aspectos habidos y por haber en el entorno de un club, con un carácter autoritario y firme para con sus herramientas de trabajo, ya conocía el lugar donde le destinaban. Y él asumió el reto con pleno convencimiento. Confiaba en sus posibilidades de cara a asumir el control de una plantilla díscola y anárquica. Su cometido no era más que hacer las labores de ‘General’ en la infantería valencianista.

Cargado de ilusión y portando por bandera su valencianismo, Miroslav Djukic empezaba una temporada difícil tras la baja de su mejor hombre –y la de jugadores comprometidos-. Y el inicio no fue el esperado. Djukic, desde el principio, no conseguía forjar una unión duradera y eficaz entre su persona y los jugadores del Valencia CF. Todo el fútbol vistoso que practicaba su antiguo club no quedaba más que en recuerdos oscuros y remotos. Sus ideas de control, presión y firmeza se desvanecían entre la lluvia de Mestalla. Su autoridad perdía toda la razón de ser; no era capaz de llevar todos los sinsabores que se sobrevenían en ‘Valencianistán’.

Amadeo Salvo ha ratificado varias veces al entrenador serbio. Su discurso no deja de resonar en las entrañas del Coliseo valencianí: «Djukic acabará la temporada pase lo que pase». El de Sabac, pese al capote de su jefe, no ha levantado cabeza. Y por ello el presidente ya ha quitado el pie del acelerador y ha delegado en una persona de su confianza valorar un posible adiós del entrenador. Porque de aquellos adjetivos que conformaban su figura ya no queda nada. La silueta de una persona abatida recorre el banquillo de un estadio que carga contra unos jugadores con gran parte de culpa. Pero, amigo, estos se libran como de costumbre.

Al igual que en la película ‘Retornados’ –film del director español Manuel Carballo-, Djukic parece haberse convertido en un ser diferente, en una persona totalmente distinta, apagada, sin luz. Miroslav Djukic parece ser un «retornado», una persona de apariencia normal que ha sido infectada por un virus asolador. Ya no es el mismo. O no le han dejado ser él mismo. O no es como lo pintaban.

Al igual que ocurre en el cine, el entrenador serbio del Valencia ha necesitado de una vitamina diaria para no transformarse en un zombi. Pero todas en sido en vano, tanto las que han tomado otros en favor del serbio, como las que le han ido surtiendo sí mismo. Nada surte efecto.

Por eso el Valencia ha subido el tono de voz y ha decidido incorporar a Rufete –mítica gloria valencianí que ha mamado del buen hacer de los mejores equipos de la Premier- para que reconfigure el devenir del entrenador y la dinámica del equipo. Djukic ya no controlará todo a partir de ahora. Su faena estará vigilada y auxiliada por múltiples técnicos de confianza del club. Unos grabarán sus sesiones de entrenamiento; otros dialogarán con sus futbolistas.

Aquella persona firme y plena de confianza ha desaparecido y requiere de un tratamiento efectivo para volver en sí. Quizás sea el preámbulo hacia una inminente destitución… Pero el Valencia parece hacer todo lo que está en su mano para ayudar al ‘General’… O simplemente fuerza su salida reforzando una parcela técnica y deportiva de la que él es, en teoría, máximo responsable.

Brusco tiene que ser el cambio en el guion para que el actor principal no cause baja. Porque de momento este ‘main character’ –que tanto prometía- no se entera de la película. Mientras, desde mi butaca, yo me pregunto… ¿Cuándo vendrá Miroslav Djukic?

 

Alberto Gómez (@Alberto_Gomez9)

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