El sábado por la noche, una vez finalizado el encuentro entre el Atlético de Madrid y el Levante, se produjo una imagen llamativa en los pasillos del Vicente Calderón. Justo en la puerta del vestuario del cuadro valenciano, el presidente, Quico Catalán y el entrenador, Joaquín Caparrós, estuvieron hablando durante varios minutos los dos solos. El rostro tanto del técnico como del máximo mandatario de la entidad era serio, lógico, después de la derrota que acababa de cosechar el equipo de Orriols.
Los dirigentes granotas que viajaron hacia Madrid acabaron muy disgustados, como es lógico, con la actuación arbitral que influyó y mucho en el resultado final. A día de hoy, no hay preocupación en la directiva por la situación que atraviesa el equipo. Pero el próximo mes de enero se antoja más que complicado con encuentros como el de Mestalla, el Sánchez Pizjuan o el del Ciutat de Valencia contra el FC Barcelona. Por este motivo, el conjunto de Caparrós necesita “rascar” puntos de donde sea para que no salga mal parado de fatídico mes.
En la conversación que mantuvieron Caparrós y Catalán en la puerta del vestuario no solo significó una despedida antes de las fiestas navideñas. Este mes de enero donde se abrirá el mercado de fichajes el club granota quiere mover ficha, dos son las posiciones prioritarias: un interior zurdo y un delantero centro. Veremos como afronta el club un mes tan decisivo y peligroso como es el de enero.