Decisiones, consecuencias…

Forma parte de la vida. Llegado un momento en tu vida has de tomar determinadas decisiones importantes porque el resultado de las mismas comportan indefectiblemente ciertas consecuencias.

Debes saber que si te haces amigo del Joker, nunca podrás ser también amigo de Batman. Como periodista debes asumir que si criticas a un entrenador y su cuerpo técnico, algún miembro de ese cuerpo técnico luego puede celebrar que cierren la empresa donde trabajas -aunque se vayan 1.600 más a la calle- porque entiende que eres la causa de todos sus males. Y eso aunque acaben echándolo un mes después de no poder ya decir nada porque no tienes trabajo. No por las críticas, si no por su incapacidad para conducir un grupo. Debes asumirlo, es así. Decisiones, y consecuencias.

Rufete ha tomado una serie de decisiones que indefectiblemente van a marcar su carrera como Director Técnico del Valencia CF. Es decir, van a provocar una serie de consecuencias. La primera, destituir a Miroslav Djukic. La segunda, decidir su sustituto. Y la tercera, la revolución en la plantilla llevada a cabo en este mercado de invierno.

Rufete ha hecho un «Moneyball» de manual. No por fichar debido a parámetros poco usuales. Es un «Moneyball de manual» porque, al igual que hizo Billy Beane en la peli, el cambio de entradas y salidas de jugadores significa un mensaje evidente a los futbolistas: se ha acabado el suplicarle a nadie que se quede. El que quiera subirse a este tren, fantástico. El que no, si viene con una oferta medio decente, ya tarda en marcharse.

No sé si a Rufete le saldrá la jugada tan redonda como a Brad Pitt en la peli. La excelencia se completaría si acertara en todos los refuerzos -es lo que ocurrió en los Oakland Athletics-, pero es posible que haya dado un primer paso para que el Valencia comience a valorarse como entidad en ese aspecto.

La mejor manera de que te respeten, comienza por respetarte a ti mismo. Y si se pasa de futbolistas que tomen al club como plataforma hacia otro equipo, descontentos por no jugar en el club de sus amores, cláusulas menguantes o situaciones similares, y se llega a futbolistas con menos nombre sobre el papel, pero más compromiso, el paso se habrá dado en la dirección correcta.

El Camp Nou fue el primer escalón. Si sólo se queda en anécdota, Rufete saldrá muy tocado de este plan. Si se prolonga el camino en esa dirección, propongo una ‘quedada’ entre Billy Beane y el alicantino.

Sólo de pensarlo, me vengo muy arriba.

 

Manolo Montalt (@ManoloMontalt)

Director de la Taula Esportiva (NOU Radio)

 

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