El entrenador

Acabó realmente la temporada para el Valencia. Aquel maldito gol de M’Biá hizo que el Valencia cerrara de la manera más dolorosa posible la campaña. No queda nada de peso por jugarse ya. Más allá del orgullo en el Bernabeu (y fastidiarle la liga al Madrid, cosa que al personal le ‘pone’), de jugarte con el Levante en el derbi quién quedará por delante de quién, o de cerrar en Mestalla con triunfo ante el Celta, lo bien cierto es que ya no queda ningún motivo de peso que llevarse a la boca.

La temporada deportivamente es un fracaso. No cabe duda alguna, ni admite ningún otro adjetivo. Se eligió mal a los futbolistas, al entrenador y al secretario técnico que tenía que tomar todas estas decisiones.

El sábado, mientras España vuelva a hacer el enésimo papelón en Eurovisión, el Valencia jugará con el Levante fuera de la jornada unificada en el horario destinado a los desahuciados de la liga (o sea, los que no tienen nada que hacer por arriba, ni por abajo). Y será justo cuando se cumpla una vuelta entera de la llegada de Pizzi al banquillo de Mestalla.

Y la verdad es que haría falta una balanza para poner en solfa los méritos y deméritos del entrenador argentino a la hora de calibrar si merece continuidad su trabajo. Continuidad que, por otro lado, tiene firmada ya que su contrato contempla también la temporada próxima.

Vaya por delante que yo creo que el hispano-argentino debe seguir. Si bien en Liga no ha encontrado la regularidad deseada, frenó la inercia negativa de la caída libre. Ganó en el Camp Nou y estuvo a punto de hacerlo en el Bernabeu. Además, con media plantilla cambiada sobre la marcha, ha estado a un minuto de meter al equipo en la final de la Europa League.

Ha mantenido a Bernat y lo ha asentado en Primera, ha recuperado la mejor versión de Parejo, ha «cuajado» a Paco Alcácer para la máxima categoría, ha cerrado el debate en la portería y hasta ha apostado en algún partido por Gayá. Oigan, no es un mundo, pero es un comienzo.

Además, ha sacado más rendimiento de Barragán que ningún otro entrenador, por momentos hemos vuelto a ver a un buen Feghoulí y, hasta la lesión, Piatti comenzó a parecerse al jugador por el cual el Valencia CF pagó siete kilos al Almería.

En el platillo de la balanza de lo negativo, no haber conseguido darle continuidad al equipo. Algunos cambios que empeoraron al once en ciertos partidos (incluso ese maldito cambio de Parejo ante el Sevilla por Javi Fuego y que ayudó a que al Valencia se le «eternizaran» los minutos finales), una extensa plaga de lesiones musculares que han mermado el rendimiento del grupo, una contumacia excesiva en colocar de titular a Fede Cartabia, o la falta de descanso de algunos jugadores sin tener en cuenta los partidos decisivos, serían la parte más cuestionable del trabajo del ex entrenador del San Lorenzo.

Tengo la curiosidad de (más allá del capital disponible, si alguna vez finaliza este dichoso proceso de venta) ver de qué es capaz Pizzi con una plantilla trabajada por él y su cuerpo técnico desde el principio. Con un grupo menos desequilibrado en algunas posiciones. Me da que puede ser un entrenador válido para sentar una base y comenzar desde cero un nuevo proyecto.

Quizá nunca le den ninguna insignia de oro y brillantes, pero Pizzi no parece un desagradecido.

El proyecto actual fracasó y está agotado. Hay que levantarse y volver a caminar. Creo que Pizzi merece el beneficio de la duda para ser el guía de este nuevo camino.

 

Manolo Montalt (@ManoloMontalt)

Director de La Taula Esportiva (NOU Radio)

 

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