El Valencia saca tres puntos sin fútbol pero con Jonas

El partido no empezó en el primer minuto. Lo hizo segundos antes, cuando Mario Alberto Kempes, el eterno «Matador», hizo acto de presencia en el palco de autoridades. Mestalla se puso en pie y, por unos momentos, ignoró el terreno de juego para alzar la vista hacia un mito. Ovación cerrada y atronadora. Kempes lo merecía.

El Valencia trató de dar continuidad a la ambición demostrada hace una semana ante el Sevilla. Sin embargo, el equipo mandón de hace seis días no pudo imponerse a un Rayo con ganas de tocar el balón. El Valencia, pese a todo, fue el claro dominador en los compases iniciales, con Fede como principal quebradero de cabeza para la zaga rayista.

Curiosamente, el equipo se ‘desenchufó’ no por circunstancias futbolísticas, sino por una lesión. Diego Alves, tras un pequeño salto a la hora de blocar, notó un pinchazo en el adductor de la pierna derecha. Dolor. Gestos de incomodidad. Y sus compañeros, desde la defensa hasta la delantera, no fueron capaces de mandar la bola fuera para que los fisios le atendiesen. El portero fue el protagonista alternativo mientras el juego discurría en otras zonas del césped.

El nivel decayó varios enteros mientras Pepe de los Santos y el doctor Albors trataban de ‘parchear’ la dolencia de Alves entre acción y acción. El Rayo se hizo con el mando del choque y empezó a abrir el campo, buscando con insistencia el costado del amonestado Joao Pereira. No fue el mejor partido del portugués, cuya actuación -condicionada por una amarilla tempranera- se vio lastrada en demasía.

Con la tontería se alcanzó la media hora de juego sin apenas ocasiones y con la inquierud en una grada que se vistió de gala mientras Kempes observaba desde el palco con atención. El equipo andaba despistado, algo perdido entre tanto contratiempo. Alves apretó los dientes y se hizo a la idea de padecer dolor para seguir bajo palos. El joven Jaume Domenech calentaba en la banda y miraba de reojo el césped de Mestalla, el sueño de cualquier jugador del filial.

Y tuvo que ser Jonas el que abriese la lata. Cuarto gol en seis días. Números de otra galaxia que no lucen en telediarios y programas nacionales porque hay un tal Messi pululando por ahí. Jonas, actuando como punta, apenas tocó balón en el primer acto. Pero su inteligencia, cualidad casi tan importante como el acierto cara a gol, le bastó para cocinarse su golito. Robo de balón en la frontal, cuerpear a su par y cruzar el balón ante la salida de Rubén por el único resquicio viable. Golazo del brasileño, respiro para Djukic y los aficionados. Gonçalves va camino de canonización.

Llegó el descanso sin percances, más allá de la cara del guardameta blanquinegro, cada vez con mayor rictus de sufrimiento. Jaume calentó con intensidad durante el descanso mientras la gente de su pueblo, Almenara, permanencía expectante ante la posibilidad de su debut. Pero Alves saltó al césped en la segunda mitad con la misma cara de amargura pero dispuesto a permanecer lo que el cuerpo le aguantase.

La segunda mitad siguió en la espiral decadente de la recta final del primer acto. De fútbol, ni rastro. Las pocas pinceladas de balompié las ponía el conjunto visitante, ataviado con una camiseta dañina para la vista pero que practica un fútbol agradable para los ojos del aficionado. Eso sí, los resultados y la dinámica negativa pesan en los hombres de Paco Jémez, sumidos en las profundidades de la tabla y una sombra del equipazo que fueron el año pasado.

Diego Alves, cual Coyote tras el Correcaminos, recibió golpes por todas partes: en el estómago, en el rostro, en las piernas… para agravar aún más el dolor muscular que padecía. Los cambios de Djukic no mejoraron el panorama: quitar a Fede, el que más ganas de gustar y buscar la portería rival tiene a día de hoy, para dar entrada a un idolente Feghouli no tiene explicación. Míchel ayudó a reforzar la medular en detrimento de un Banega que estaba ‘missing’. Canales y Pereira acabaron cojeando. Mala pinta en los físico para los próximos días.

El Rayo se lanzó a tumba abierta en los últimos diez minutos mientras Kempes tragaba saliva en el palco. El Valencia de los setenta, donde el ‘Matador’ lució y se hizo mundialmente conocido, jugaba mucho mejor que el actual. Pero el actual tiene a Jonas para tirar del carro y bastante fortuna a nivel defensivo, donde no lució pero ya acumula tres partidos sin encajar ningún tanto. Los cuatro goles del brasileño en una semana, unidos a los tres triunfos y los nueve puntos acumulados en seis días, meten al Valencia en puesto europeo. Sin jugar a nada. Sin fútbol, Pero con Jonas. Y Kempes vigilando en la distancia.

 

Ficha técnica

Valencia. Alves; Joao Pereira (Barragán 80′), Víctor Ruíz, Mathieu, Bernat; Fuego, Banega (Míchel 75′); Pabón, Canales, Fede (Feghouli 68′); Jonas.

Rayo Vallecano. Rubén, Arbilla, Zé Castro, Saul (Nery Castillo 85′), Mojica, Baena (Bueno 74′), Trashorras, Lass, Adrian, Sebas Fernandez (Perea 61′) y Larrivey.

Goles

1-0 Jonas (min. 36)

Árbitro: Fernández Borbalán (Colegio Andaluz). Mostró amarilla a Baena (min. 9), Víctor Ruiz (min. 13), Joao Pereira (min. 30), Arbilla (min. 41), Fede (min. 61), Adrián (min. 62), Saúl (min. 75), Ze Castro (min. 80)

Estadio: Camp de Mestalla (35.000 espectadores)

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