Entre la torpeza y el Whatsapp

Anda el Valencia CF a mitad de camino entre la desesperación, el cabreo y la sospecha alrededor del colectivo arbitral. La última parte del camino anduvo trufada de errores en todos y cada uno de los partidos. Errores en algunos casos repartidos, pero que desde la perspectiva valencianista han sido de mayor trascendencia y peso los que han ido en su contra, que aquellos que le han beneficiado.

Y creo sinceramente que se juntan varios factores. El primero de ellos es que los árbitros son malos. O quizá y simplemente, se encuentran al nivel del campeonato que arbitran. No les conviene a los que mandan arreglar el asunto y los colegiados se mueven entre una organización tan férrea en sus estructuras como oscurantista en su meritocracia y funcionamiento. Así que mientras las críticas van para ellos, no recaen para los verdaderos culpables de que esto funcione así: el Comité Técnico de Árbitros y la Real Federación Española de Fútbol.

¿Tendencia? ¿Persecución? Sinceramente, no lo creo. Y no lo creo porque errores que perjudicaron al Valencia ya hubo antes de que Salvo plantara a la LFP como protesta por que las gónadas de Javier Tebas decidieron cambiar media jornada para realizar un homenaje porque al ex abogado de Dimitri Piterman se le vino en gana. Por cierto, el domingo en Mestalla hubo dos apagones y un comportamiento ejemplar de la afición del Valencia. Sin aglomeraciones, ni empujones. ¿Hace un homenaje de esos de reventar los horarios de media jornada, Tebas?.

Antes de que el Valencia plantara a la Liga, ya hubo un gol de Cristiano Ronaldo en fuera de juego en Mestalla, un gol de Ricardo Costa en Málaga invalidado por inexistente fuera de juego o un claro doble penalti obviado en área del Espanyol en Mestalla. Son malos y punto. Además el Valencia ahora es ese grande venido a menos ante el cual los colegiados se atreven a exhibir su «valentía e independencia». Mala cosa esta. Porque además de malos se ha demostrado que son influenciables, y ahora el Valencia no es un equipo de moda. Presa fácil por tanto.

Por si fuera poco, me gustaría poder cuantificar en cuántos partidos se han «equilibrado» errores tras el descanso. O sea, tras llegar el árbitro a su vestuario y ver el móvil donde un Whatsapp de su hermano/cuñado/colega le dice que se ha comido una jugada de libro en la primera parte. Si en la última jornada la Federación prohibe las radios en los banquillos, durante toda la temporada debería hacer lo mismo con los móviles de los colegiados en los descansos. El Whatsapp está equilibrando errores en muchos partidos…

Pero al Valencia se le ha llenado el capacito de la paciencia y tras lo del domingo ha comenzado a quejarse públicamente. ¿Sirve de algo? Miren, desgraciadamente pienso que no. Que todo seguirá igual. Pero al menos que sepan que no eres tonto. Mostrar carácter de vez en cuando no está de más.

PD: El domingo volvió Valverde a Mestalla. Nada que decir sobre que decidiera marcharse, ni sobre su casi impecable labor como técnico. Cada uno es libre de escoger -el que puede- su futuro laboral. Pero también elige cómo irse de mal de los sitios, y Valverde escogió la peor forma por estudiada, premeditada y evitable. Mestalla le premió con la indiferencia. Por contra Aduriz, quien también escogió irse en su día, fue despedido por segundo año con aplausos. Cada uno en esta vida recoge lo que siembra

 

Manolo Montalt (@ManoloMontalt)

Director de La Taula Esportiva (NOU Radio)

 

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