Envidia sana de ‘Tiburón’ Puyol

El otro día anunció su despedida del Barça Carles Puyol. Sin ruido, sin dramatismos, sin folclore. «No estoy al nivel deseado y así no soy útil para el grupo». Perdonando dos años y mucho dinero, pero mucho, y dignificando una profesión que necesita ejemplos de madurez, integridad y nobleza.

Me gustaron sus formas y su discurso. Pero sobre todo, que un grande de un club se marcha con tiempo para poder despedirse de su afición, de sus rivales, de sus compañeros, de su deporte. Y me dio por pensar en las últimas despedidas de jugadores históricos de Valencia. Reconozco que me estremecí y me sonroje.

El más cercano es David Albelda. No voy a entrar en ninguna guerra con los nombres que expongo, sólo fidelidad a un club. Seguro que muchos de ustedes no están de acuerdo con cosas que hicieron o no estos jugadores, pero esa no es la batalla dialéctica que libraremos hoy. Albelda salió sin saber si seguía o no, no recibió ni el aplauso de los suyos. Se fotografió en la soledad y nocturnidad del estadio con su mujer y su hijo. Vamos, como un turista mas.

Ruben Baraja, que estaba para seguir un año mas, recibió un pequeño homenaje en un partido intrascendente. Quizá lo mejor ese día fue su partido y la ovación cerrada de algunos que valoraron su gran aportación al equipo. Cañizares jugó su ultimo partido tras la vejación de ser apartado de su club y recogió para siempre su toalla de la suerte ante el aplauso de unos pocos y la indiferencia del resto.

Recuerdo muy pocos jugadores históricos que hayan salido por la puerta grande del Valencia, muy pocos. Y me entristece una barbaridad. Creo que un equipo importante debe saber decir adiós a los que hicieron grande su historia, a los que le dieron brillo.

Estoy seguro que Amadeo Salvo está molesto por lo ocurrido con Albelda y que representa en su breve curriculum como presidente una pequeña mancha. Alguien que cuida tanto los detalles no debe estar contento de como acabo el tema. Es una reflexión sin pretender ejemplarizar, simplemente es un deseo. Lo que me lleva dando vueltas por la cabeza mucho tiempo, muchas generaciones.

Cuando el  Camp Nou despida con honores a su capitán todos lo ensalzaremos. Pues bien, nuestros Puyoles deben ser cuidados igual. Por que los pequeños detalles hacen grandes a los hombres y porque la despedida es el inicio de otra vida. El Valencia lo dirigen unos pocos pero lo engrandecen todos.

 

Carlos Egea (@cegeavivo)

Periodista NOU Radio

 

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