La afinada comparecencia de Rodrigo Moreno sobre el césped del Alfonso Pérez de Getafe dejó una escena sabrosa para los profesionales del psicoanálisis. Una vez resuelto el partido, el comportamiento del delantero osciló entre extremos en tan solo cuestión de segundos. Aun sabiéndose amonestado, barrió a un contrario de forma deliberada unos instantes después de anotar su primer gol en partido oficial con el Valencia. Con el encuentro resuelto y ante un rival que tampoco lo fue tanto, de ahí no pasa. El chico es joven, no es un tipo agresivo y, qué quieren que les diga, después de exhibir ese cambio de ritmo se le puede perdonar casi cualquier cosa.
El caso es que la expulsión de Rodrigo brinda a Feghouli la oportunidad de comenzar a despejar ambigüedades de una vez por todas y hacerse fuerte en este nuevo Valencia, tal y como ya demostró con la selección de Argelia el pasado Mundial de Brasil. Parece que el chico está por la labor, tiene condiciones de sobra y se le nota a un kilómetro que está enchufado. En las cuatro primeras jornadas ha provocado dos penaltis y ha dado una asistencia de gol. Desde el último tramo de temporada pasada está mostrando su versión más afilada, que por cierto es diametralmente opuesta a la que nos acostumbró durante meses tras su vuelta —o no— de aquella famosa Copa de África.
Apuesto a que este nuevo voltaje tiene mucho que ver con que la vibrante limpieza de vestuario se ha llevado por delante a esos jugadores acomodados y sin ningún tipo de hambre que había en el plantel, siempre listos para tirar de currículum a la hora de validar su presencia. Todos sabemos quienes son. El anquilosamiento y la indolencia han dejado paso a un vestuario joven y con hambre. Feghouli ya es uno de los que más tiempo lleva en la plantilla y quizá su carácter introvertido no ayude, pero debe dar un paso al frente y demostrar cierta continuidad porque este año, a diferencia de los anteriores, sí tiene competencia. ¡Y vaya si la tiene!
Feghouli sabe que como este año le de por quedarse en la Copa de África nadie le va a echar en falta porque el Valencia tiene una auténtica perla entre manos que ya le está apretando de lo lindo. Y esa perla se llama Rober Ibáñez. Nuno le pidió que se quedase pensando precisamente en el periodo que el argelino estará con su selección en la Copa de África. El chaval tiene condiciones para ser un jugador diferente al resto. Es pronto todavía, pero eso se ve a la primera, es un futbolista capaz de inventarse cualquier cosa sobre el césped. Tiene un punto de frenetismo que lo tienen pocos en el mundo y una facilidad innata para resquebrajar defensas.
Lo suyo es eso de dejarse atrás a cuatro tíos en una arrancada. Y como si tal cosa, eh. El año pasado sus compañeros de equipo decían que cuando tiene el día no importa el lateral que se le ponga por delante: lo destroza. Velocidad, desborde y gol. El Real Madrid intentó su fichaje, pero ahora está en manos de Nuno. Les aseguro que no me estoy viniendo arriba. Por culpa del golazo que le metió al AE Prat el año pasado —pónganselo en Youtube, fliparán— cuando el filial se jugaba la vida, casi rompo un asiento del Puchades a porrazos. Qué locura. El que vivió ese gol en directo seguro que es capaz de entenderme. Que me perdonen Isidoro, Adri Soria y la gente del club, pero este Rober tiene esas cosas. Muy pronto en Mestalla. No te duermas Feghouli, que este año no estás solo.
Firma: Andreu Alberola. Esports 97, 97.7 Radio