Franco existe (la oposición, también)

Como tengo la enorme fortuna en VLC NEWS de poder escribir de lo que me de la gana- cosa que no pudieron hacer durante mucho tiempo mis compañeros de RTVV- hoy voy a escribir como en la facultad; tema libre.

Ayer murió Canal Nou. Como valiente soldado de infantería el primer tiro lo recibió Radio Nou la noche del jueves. Un tiro por la espalda y con nocturnidad. Nada hay más cobarde. Horas después, y por primera vez en muchos años -no exagero, en muchos años- vivimos a través de la pequeña pantalla escenas propias de una dictadura que ya no tenemos(o si). Policías Nacionales sustituyendo a los grises y trabajadores tratados como delincuentes mientras avanzaba la madrugada.

Durante unas horas, la sede de Canal Nou en Burjassot se convirtió en lo más parecido a la prisión de Alcatraz. Personas tras las rejas, policías armados tras las puertas, trabajadores incomunicados en un lado e inmovilizados en el otro. Solo faltó Tejero con su recordado ¡todo el mundo al suelo! y un par de tiros que devolvieran a España a finales de los 70.

Y todo esto en riguroso directo. Sin pausas publicitarias. Lo más descarnado de la vida en un ‘late night’ de ciencia ficción. Solo que esta vez era real. Estaba pasando.

Pocas veces he sentido tanta vergüenza. Como ciudadano, como periodista y como ser humano. Y me pregunto que hemos hecho para llegar hasta aquí. A que descerebrado de la política se le ocurrió cerrar RTVV a las bravas, pistola en cinturón y a las tres de la mañana, cuando pactar un día y una hora habría evitado el escarnio. Era innecesaria tanta desfachatez. Mejor dicho, era necesaria una despedida desde el respeto y la dignidad a esas más de mil familias que desde ayer se marchan al paro por el agujero creado por los mismos que les despiden. La rabia rebosa mi vaso.

Y como si de aves rapaces se trataran, al mismo tiempo que los trabajadores del ente se atrincheraban para morir de pie tras vivir arrodillados, empezaron a aparecer al galope políticos de la oposición como si no hubiera mañana. Porque claro, no lo había. Era esa noche o nunca. Había que recuperar los 20 años de monopolio mediático en apenas 20 horas. Porque no habría más tiempo.

Y así asistimos al desfilar televisivo de políticos de la oposición locos por su minuto de gloria. No faltó nadie. En la calle, en el parking, por teléfono, y los más privilegiados en el plató número 4. Y luego en el tres. Y los más listos en el parking, en la calle, en el tres y después en el cuatro. Repitiendo el postre. Codazos por una cámara. Codazos por un voto. Era la noche de las elecciones anticipadas. Y mientras los trabajadores peleaban por salvar un enchufe, nuestros aspirantes a gobernantes peleaban por ganar el enchufe. Bajo una máscara de buenismo, ‘arrels’, cultura y ‘llengua’. Y aprovechándose del dolor general que todo lo nubla.     

No entraré en el camino recorrido para llegar hasta aquí. No entraré en sindicatos que callaron 20 años para gritar los últimos 20 días. No entraré en lo mucho que sabían dentro mientras miraban para otro lado. Porque mezclaríamos dignos y sinvergüenzas. Enchufados y necesitados. Valientes y cobardes. Trabajadores y vagos. Buenas y malas personas. Llega el tiempo de la conciencia y el análisis personal de cada uno de los implicados.

Yo no me veo capacitado para señalar desde tanta distancia. No puedo ser cínico como tantos otros estos días. Porque no se que haría si me obligaran las circunstancias. Probablemente proteger a la familia. Es lo humano. Pero lo que si tengo claro es que en esta historia hay responsables, co-responsables y pobres desgraciados. Y de los primeros no va a la calle ni uno. De los co-responsables alguno caerá (y pronto le recogerán), y el resto son honrados currantes que se comen la mierda de los dos primeros. Con una mano delante y otra detrás.

Así fue el cierre de RTVV. La noche en la que Franco volvió a nuestras vidas. La noche en la que se presentaron en sociedad las candidaturas de la oposición a las próximas elecciones. La noche en la que se apagó un poco nuestra voz, nuestra libertad, la Nostra Llengua.

 

Kike Mateu (@kike_mateu)

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