Kurt, Manolo y Alfonso: vuelven los noventa

Las efemérides son tan puñeteras que logran hacer confluir temas y personas aparentemente inconexas en fechas puntuales como este 5 de abril. Se cumplen veinte años desde que Kurt Cobain decidiese disparar su recortada para acabar con su vida, y apenas doce meses desde que Manuel Llorente apretó su particular gatillo dimitiendo como presidente del Valencia.

Coincide también que este sábado primaveral ha sido el escogido por Alfonso Rus para quitarse definitivamente la careta y salir a la palestra a pecho descubierto. Sí, quiere ser presidente del Valencia. No es ninguna novedad, lo saben los vivos y los muertos desde hace dos décadas, cuando planteó su propuesta para dirigir la entidad y cayó estrepitosamente ante el ‘Valencia campió’ que propugnaba Paco Roig. Por ahora, Rus se siente fuerte, respaldado por los euros rusos -ironías del lenguaje- y con el suficiente tirón mediático como para lograrlo.

Sin embargo, conviene que el presidente de la Diputación no olvide que la idiosincrasia del ‘cap i casal’ no coincide necesariamente con la forma de pensar y vivir de la Valencia profunda, la de los pueblos lejanos a la capital y que encuentran en Rus a uno de los suyos: confiado, ‘coent’, bromista, algo presumido y encantado de conocerse. Me confieso, a nivel personal, muy fan de algunas de sus frases y actitudes, aunque siempre en un contexto ligero y desenfadado. Nunca como presidente de una institución que, ahora más que nunca, necesita seriedad y tranquilidad a nivel social.

Kurt, Manolo y Alfonso han querido coincidir en este 5 de abril para enseñarnos que los ciclos vienen y van. Que la vida pasa rápido, y que permanecer en la memoria de la gente se puede lograr de muchas maneras. En el caso de Llorente, por ejemplo, la sensación que quedará para siempre es que su gestión de cuatro años fue austera en muchos apartados, responsable en otros e inmovilista en la mayoría. La venta de jugadores y la ‘congelación’ de la deuda sirvió para parar la caída libre en la que había entrado el club en 2008, pero también para depreciar su potencial deportivo.

Tras noventa y cinco años de historia y con miles de seguidores a nivel mundial, apostaría a que pocos considerarían a Llorente su presidente favorito. Sin embargo, el ‘Nevermind’ de Nirvana sale una y otra vez a escena más de dos décadas después de su publicación. Es una cuestión de conexión emocional. Se tiene o no se tiene. Cobain la tenía y lideró con su voz a la generación perdida de principios de los noventa. Llorente, en cambio, representa unos valores de otro tiempo en un momento histórico en el que el Valencia tenía que haberse modernizado y abrazado de pleno el siglo XXI. No lo hizo… y así nos luce el pelo.

Los comentarios de Rus respecto a los ‘moros’ y a Jaume I son, directamente, para echarle de comer aparte. Insisto: en un contexto distendido o entre amigos, nada que objetar; pero hacerlo en un acto público y representando a dos instituciones como la Diputación y la ciudad de Xàtiva me parece cuestionable.

Más cuando tenemos en cuenta que Rus, que encabeza la propuesta rusa para hacerse con el club, también es juez y parte al mantener vínculo directo con Generalitat y a tener un representante –Miguel Bailach– dentro del Patronato de la Fundación VCF. En 2014, permanecer ajeno al mundo árabe en plena globalización y apelar al ‘Conqueridor’ como argumento es rancio, desafortunado y poco edificante para generaciones venideras.

Efectivamente, recordando a Cobain nos retrotraemos a los noventa. Escuchando a Rus, también: concretamente, a 1290.

 

Paco Polit (@pacopolit)

VLC NEWS – Deportes

 

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