La cruda realidad de los vuelos regulares ‘abofetea’ al Valencia ante los ojos de la UEFA

Pasadas las 13:00 horas del mediodía, justo con el comienzo del sorteo de cuartos de final de la UEFA Europa League que tenía lugar en Nyon (Suiza), la expectación en torno al evento se dividía, casi a partes iguales, entre conocer al rival del Valencia CF y comprobar si la realización del evento enfocaba con sus cámaras a los asientos vacíos que debían ocupar los representantes del club ‘ché’ en el auditorio.

Pero ni durante el sorteo, ni justo cuando salió la bolita con el nombre del Valencia CF, la UEFA quiso hacer sangre y mostrar a todo el mundo que había habido un club de los ocho que continúan en la competición que no había mandado a nadie al acto. La cámara se fue hacia una mujer miembro de la delegación del Basilea, el oponente en la próxima ronda continental, y evitó más vergüenza en el seno de la entidad valencianista.

Y viendo como se sucedieron los acontecimientos desde primerísima hora de la mañana, más de uno concluirá que se hubiera podido evitar este desplante involuntario al máximo organismo del fútbol europeo -que por otra parte no se portó como debía el famoso día del viaje a Kiev que finalmente fue a Chipre- y al resto de equipos participantes si el Valencia, ante la perspectiva de tener resuelta la eliminatoria contra el Ludogorets, hubiera enviado en la jornada de ayer a Damià Vidagany, director de Comunicación, o a Mario Kempes, embajador internacional y que había venido de Argentina expresamente para ser la cara del Valencia en el día de hoy, rumbo a Suiza.

Así hubiera habido una alternativa para salir del paso, sin encontrarse con que el retraso del vuelo que debía llevar esta mañana a París, a eso de las 06:00, a estos dos responsables de representar al Valencia en el sorteo y que fue retrasado dos horas dejase tirado al club. No hubiera hecho falta correr para subirse a un AVE antes de las 07:00 y aparecer una hora y media después en Madrid, donde por un cuarto de hora la expedición perdió el avión que podía trasladarles directamente a Ginebra sin pasar por la capital francesa.

Porque si el resto de clubes han podido mandar a alguien, incluido un Sevilla que terminó su partido de octavos, prórroga y penaltis incluidos, al filo de la medianoche, la situación no deja en muy buen lugar a la institución que preside Amadeo Salvo. Al final, tanto Damià Vidagany como Kempes comparecieron junto a Rufete en la sala de prensa de la Ciudad Deportiva de Paterna para que el argentino diese su valoración sobre el Basilea, pero el daño ya estaba hecho en lo que a imagen exterior se refiere.

El propio Vidagany confesaba poco después, en los micrófonos de Gestiona Radio Valencia, dentro del programa ‘Tiempo de Descuento’, que la mala comunicación con el resto del Viejo Continente que posee el aeropuerto de Manises en lo que a disponibilidad de vuelos se refiere tuvo toda la culpa. Y es que la vida en chárter siempre es más fácil, como cuando el equipo se desplaza a un partido, pero desde luego la mejor salida la encontró Monchi.

El director deportivo del Sevilla fue el hombre del conjunto de Nervión presente en Nyon, gracias a que estos últimos meses reside en Londres mientras recibe unos cursos de formación, y la comodidad y facilidad para desplazarse desde la capital londinense no es la misma que si hubiera tenido que buscarse la vida en el aeropuerto de San Pablo.

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