La generación perdida

El Valencia cumple 95 años y lo hace en un momento decisivo para su historia. Una historia que llevamos un tiempo olvidando. Parece que el pasado no sea importante, cuando es la base de un luchador presente y espero que de un esperanzador futuro. Todos nos vemos reflejados en esas efemérides. Recordando las imágenes color sepia del pasado y añorando esas conversaciones cuando hablábamos con nuestros padres de Cubells, Wilkes, Gaspar Rubio, Tonico, Asensí, Guillot… Eran cuentos maravillosos de gestas inolvidables.

Mi generación fue un poco una generación perdida, sufridora, casi invisible. Éramos muy niños cuando el Valencia ganó la liga de Sarriá. Jovenzuelos con las gestas de la Copa del Rey y Recopa y muy mayores cuando el equipo se hizo inolvidable con las dos ligas y la UEFA.

Nuestra generación nunca salió a la calle a celebrar triunfos. En el colegio aguantó las burlas de los madridistas, cules y hasta de los vascos que se repartían la ligas. Jamás acudió al colegio con la camiseta de su equipo como después vi muchos niños orgulloso de entrar en el cole con los colores del club de su tierra.

Es mas nuestra generación se topó de frente con un descenso a Segunda y con la dura tarea de seguir sonriendo sin negociar con algo innegociable; la lealtad a un escudo. Ese que, recordamos, cosían nuestras madre en camisetas blancas con un números de tela planchados detrás.

Fue una generación perdida de triunfo pero inmensa de valores. Aprendimos a luchar. A caer. A levantarnos. A valorar. Conocimos la crudeza de la derrota y degustamos el añejo sabor del triunfo con la tranquilidad y la madurez necesaria.

Fuimos del Matador y moriremos siendo él nuestro gran ídolo, el más admirado, el más grande. Después llegaron otros jugadores inolvidables. Futbolistas que han dado alegrías y triunfos, pero para los míos, como Mario no habrá otro.

Todos recordamos nuestras primeras visitas a Mestalla. La inolvidable general de pie, la media entrada, el día del socio, el día del club. Cada uno tiene su partido preferido, el que jamás olvida el que comenta en momentos de euforia o valencianismo.

El Valencia cumple 95 años y los cumple envuelto en dudas y peligros. Por todos los que soñaron, lloraron, rieron, se enfadaron… Por todos, deseo que la venta del club sea sólo el inicio de otra generación. No, la perdida no: la de la ilusión y la esperanza.

 

Carlos Egea (@cegeavivo)

Periodista NOU Radio

 

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