La música y el que la toca

No es extraño que, al producirse un desencuentro entre representantes de jugadores TOP y los dirigentes de los clubes donde militan, el lógico ‘tira y afloja’ acabe convirtiéndose en una batalla entre los dos bandos escoltados ambos por su séquito mediático. De esa forma los que defienden la postura oficialista acusan al jugador de ‘mercenario’ y a sus agentes de ‘piratería’, como si algo así no viniese ocurriendo desde que el fútbol se jugaba en blanco y negro.

A quien le parece una ofensa imperdonable que Soldado aspire a jugar en la superélite del fútbol mundial le parece perfecto que Javi Fuego deje en la estacada al Rayo para jugar en el Valencia. E incluso, en su día, entendía a la perfección que Mijatovic perdiese el trasero pata instalarse en el Bernabéu…

Pero la música que rodea al fondo de la cuestión no pasa de ser eso: música, que en ocasiones suena mejor y en otras no pasa de ser ruido que tapa otro tipo de intereses.

El meollo del asunto debe resolverse cara a cara, con frialdad y sin trampas.

Los agentes de un futbolista no son forofos del equipo donde juega y sí guardianes de los intereses de su representado y de esa forma deben actuar sin dejarse influir por el buen o mal ‘feeling’ que puedan tener con el nuevo presidente y, muchísimo menos, por el veneno que destilan los ‘ex’ más interesados en el sabotaje que en la supervivencia del Valencia CF.

Los dirigentes del club no deben ser ni socios ni ‘amiguetes’ de los representantes de futbolistas y, en su caso, su obligación consiste en salvaguardar los intereses del club, sabiendo claramente quienes son los futbolistas a proteger y quienes los prescindibles. Sin dejarse influenciar por elementos externos cuyos intereses son los suyos y no los del Valencia.

Yendo directamente al caso que nos ocupa y que lleva camino de ‘culebrón’, no creo que haya muchas dudas sobre la importancia de Roberto Soldado en el Valencia y, salvo que él se descare y abiertamente diga que quiere marcharse, el club debería extremar los esfuerzos para que se quede y se quede convencido.

No se trata de una postura débil sino de mantener el nivel competitivo del equipo. Escatimar esfuerzos para afianzar a tu mejor activo deportivo cuando no hace muchos días te cogió el representante de Mathieu e hizo contigo lo que le dio la gana no parece tener mucho sentido… a no ser que hayas sido abducido por algún visionario, y te creas que Gameiro es el único delantero sobre la faz de la Tierra.

 

Nacho Cotino (@NachoCotino)

Periodista

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