Las «barras bravas» del Valencia

En Argentina, a los grupos de animación radicales se les llaman ‘barras bravas’. Estos someten a los jugadores de su equipo a una presión inmensurable, desde enormes reprimendas en entrenamientos o al salir de los estadios hasta la más grave amenaza o agresión.

Tras el ridículo ante el Swansea, algo en los aledaños de Mestalla me hizo percibir algún símil en las actitudes de algunos hinchas valencianistas y las ‘barras bravas’ latinoamericanas. Cientos de aficionados enfurecidos se dirigieron hasta la avenida de Suecia para increpar a sus propios jugadores al grito de “jugadores, mercenarios”.

Me es indiferente la procedencia de todos estos valencianistas –Curva Nord, en su mayoría- que acordonaron la puerta de salida de los jugadores hasta que el capitán no salió a ahuyentar a las masas. Es más, no me atrevo a dudar del nivel de valencianismo en sangre que a todos ellos les corre por las venas. Entiendo el enfado porque a mí también me sale. Seguramente esté de acuerdo con ellos en casi todo, razón no les falta. Pero la razón muchas veces la pierden las formas.

Yo veía las imágenes de Ricardo Costa aguantando insultos y blasfemias como si de algo normal se tratase y me daba pena. No Ricardo, sino la hinchada. Más que pena, miedo. ¿En qué nos estamos convirtiendo? En Argentina, los jugadores se dejan la piel, sí, pero por miedo. Por temor a las consecuencias en la calle que pueda tener no comerse el césped en cada jugada. ¿De verdad queremos que nuestros jugadores corran sólo para poder salir vivos de Mestalla? No voy a discutir que al final lo que queremos es que maten en el campo, pero a veces el fin no justifica los medios.

¿Eres valencianista? Silba. Déjate la voz en el campo. Abróncales. Desgañítate. Sácate el hombro moviendo un pañuelo arriba y abajo. Entona el “esa camiseta no la merecéis” que tanto se está escuchando en Mestalla este último año. Desespérate con los jugadores en la grada, pero no lo hagas en sus narices. Seguramente sirva de lo mismo: de nada. No ha sido la bronca cara a cara con los jugadores lo que hizo que ante el Sevilla el equipo abriera un poco las alas. Bramar desde tu asiento es mucho más sano y, además, no hay peligro de que alguna mano vuele y las ‘barras bravas’ pasen a formar parte de Mestalla.

 

Mario Lupión (@MarioLupion)

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