«Los equipos que vengan al Mini tendrán que correr y sufrir para sacar algo de aquí»

Porque esa es la primera impresión que uno se lleva cuando charla cinco minutos con Rafael Fernández (Águilas, 1989). El apodo de ‘Chumbi’, convertido desde hace años en su nombre futbolístico, es quizá una de las pocas concesiones que remiten a una época más sencilla, en la que correr detrás de la pelota no era más que un entretenimiento. Tras haberse fogueado en clubes como Atlético, Caravaca, Lorca, Reus o Almería, ‘Chumbi’ no parece un futbolista de 24 años. Su forma de expresarse, la claridad con la que habla, la estabilidad familiar de la que hace gala… Todo denota una edad mental mucho mayor. Una experiencia que le puede venir muy bien a un vestuario que la temporada pasada echó de menos en momentos puntuales a futbolistas con peso y conscientes de lo que cuesta hacerse un hueco en la élite del fútbol.

Llegó hace unas semanas y es raro encontrarse con un hombre tan veterano en la categoría.

La propuesta fue muy buena. Más que la edad, a mi me llamaba la posibilidad de poder formar parte del Valencia, lo considero un privilegio y tener la posibilidad de estar aquí dos años era algo que debía aprovechar.

Su nombre es Rafa, pero todos le llaman ‘Chumbi’. De toda la vida.

Bueno, es una apodo familiar que viene del pueblo, lo llevaba mi padre que también jugaba.

Cuéntenos más sobre su trayectoria.

Empecé en mi pueblo y luego firmé en las categorías inferiores del Murcia. Luego recalé en el Atlético de Madrid B, no tuve demasiada suerte y pasé de nuevo a Tercera con el Lorca. Allí la experiencia tampoco fue buena porque dejaron de pagar. Tuve la oportunidad de firmar con el Reus, donde hice mis dos temporadas más regulares y logramos el ascenso. Tuve la posibilidad de venir a Valencia pero no cuajó, acabé en Almería, hice diez goles con el filial y el primer equipo consiguió el ascenso, y eso me ayudó a firmar al fin con el Valencia.

¿Qué deben esperar los aficionados del Mestalla de usted?

De mi pueden esperar las ganas que voy a poner, la ilusión en cada balón y que siempre pienso en hacer gol. Es cierto que Nico (Estévez) me está probando en posiciones en las que no estoy acostumbrado a jugar, pero estoy dispuesto a aprender. Le dije que en los últimos años vengo jugando de ‘9’. Me adaptaré a lo que pida el entrenador para dar lo mejor de mí.

Se esperan grandes cosas de la sociedad que puede formar con Hiroshi Ibusuki…

Él juega muy bien de espaldas y sabe recibir, y yo me incorporo bien a la espalda de la defensa por la velocidad, quizá por eso Nico me está probando en una banda. La misión no es la que complementarnos sólo nosotros dos, sino todo el equipo, llevarnos todos bien y ganar todos los domingos.

¿Cómo le han recibido en el vestuario? ¿Le ha tocado alguna novatada?

Sí me quisieron hacer alguna broma… (Risas). Les dije que con veinticuatro años ya no estaba para bromas, así que le tocó a los juveniles. Conocía de antes a Carlos Delgado y a Portu, el capitán de, equipo. Eso me ayudó a meterme rápido en el vestuario y a romper el hielo.

¿Cómo vive usted sus primeros días entrenando cerca de o junto a tipos como Banega, Jonas, Alves, Rami… tan importantes a nivel internacional?

Hace dos años, cuando jugué con el Reus aquí en Paterna, y me quedé pensando: «Joder, qué suerte, llevan la camiseta del Valencia». Cuando tuve la posibilidad de venir, no miré ni en la categoría ni el hecho de que era el filial. Rufete me metió en la cabeza y me quedó claro que yo venía para jugar en el Valencia. Y hacerlo no sólo tiene relación con la categoría, porque se que si hago las cosas bien jugaré más arriba. Eso depende de mi. Pero quizá no volvía a tener la oportunidad de venir al Valencia.

El otro día sufrieron una derrota contundente ante el Castellón (0-4). ¿Cómo se lo explicaría a los aficionados?

En pretemporada pasa esto, que el equipo que juega en una categoría inferior está más ilusionado y le salen las cosas mejor. Se vio que el Castellón estaba más hecho que el Mestalla: se conocen, saben moverse y nosotros estuvimos algo apáticos o desordenados. Ese desorden no se verá a partir del 24 o 25 de agosto. Tenemos mucha carga de trabajo, pero eso no es excusa. Nico es muy exigente y seguro que mejoramos.

¿Ve mimbres para hacer algo importante este año?

El Valencia siempre ha tenido jugadores de calidad, como todo filial. Pero lo importante no es sólo eso, sino ser todos buenos compañeros, apoyarse en los malos momentos porque son diez meses de competición. La unión y las ganas que pongamos dentro del campo. Tenemos unas instalaciones y un campo envidiable. Tenemos que conseguir que todo equipo de Segunda B venga al Mini de Paterna sabriendo que tendrá que sufrir y correr para sacar algo de aquí.

Este año se habla mucho de la cantera debido al proyecto Gloval y a su Academia. ¿Supone para ustedes una presión añadida?

Pienso que la presión es para el que tiene miedo a perder. Somos unos afortunados, trabajamos en lo que nos gusta, disfrutamos del juego. Las cosas pueden salir bien o mal, pero si tienes miedo a perder no puedes tomar parte en un deporte de competición. Tenemos que pensar que todo saldrá bien, y si se apuesta por la cantera tanto como se dice, todo será bueno para nosotros.

Lleva poco en la ciudad, pero seguro que ya ha encontrado algún sitio favorito…

La zona de Palacio de Congresos. Nada más llegar, no quise salir de allí y encontré rápido casa cerca. Tampoco he podido ver mucho la ciudad, ¡las dobles sesiones no dan apenas tiempo!

Y muy cerquita, el Nuevo Mestalla…

Es bonito verlo, pero eso queda muy lejos. Tengo que centrarme en mi estadio, que es el Mini de Paterna, donde tengo que hacer goles y ayudar al equipo para algún día, ojalá, llegar ahí. No pienso en Mestalla ni en el Nuevo Mestalla, pienso en el Mini.

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