Los intentos frustrados de Peter Lim

La historia de cómo Peter Lim amasó su multimillonaria fortuna es ya por todos conocida. Sin embargo, una vez consolidado como uno de los mayores empresarios de Asia y con dinero de sobra a su disposición, el magnate de Singapur lleva años buscando diferentes vías para ligar su nombre y el de sus empresas al mundo del deporte. En verano de 2011, Lim entró a formar parte de la junta directiva de la empresa McLaren tras un desembolso económico importante.

La Fórmula Uno, la puerta de entrada

El aterrizaje del millonario en la empresa británica fue ejecutado de forma inmediata. Propietaria también de la escudería de Fórmula Uno, McLaren permitió a Lim codearse con la flor y nata del mundo empresarial y deportivo a nivel mundial, estrechando lazos con Ron Dennis y, por extensión, con Bernie Ecclestone -el ‘jefe’ de la F1- y consolidando su figura como una de las más relevantes en el mecenazgo deportivo.

La relación con Ecclestone es tan estrecha que el magnate es uno de los principales artífices de la celebración anual del GP de Singapur celebrado de noche en el Marina Bay Street Circuit. Precisamente, a través del GP de la Comunitat Valenciana, Peter Lim conoció hace meses las situación actual del club de fútbol, de sus condicionantes sociopolíticos y de las dificultades económicas que atraviesa a nivel global la capital del Turia.

Pero antes de McLaren, Lim ya había comprobado en sus carnes la dificultad de penetrar en el mundillo futbolístico, coto cerrado desde hace años. Sólo en casos puntuales como Chelsea, Manchester City o recientemente PSG se ha llevado a cabo un traspaso de poder importante en dirección a grandes compradores con fuentes de capital casi ilimitado. Pese a que era -y es- propietario de la concesión de la licencia para operar en Asia aquellos restaurantes bajo el paraguas de la marca Manchester United, el singapurense quería ir un paso más allá.

La Premier se resiste

En 2010, Lim puso sobre la mesa del Liverpool FC una cifra cercana a los 525 millones de dólares para hacerse con el control del conjunto de Anfield. Su generosa propuesta no acabó de cristalizar y Lim retiró la oferta semanas después, cuando el conjunto ‘red’ pasó a ser propiedad de la empresa New England Sports Ventures tras una decisión judicial.

Tres años después, en julio de 2013, varios medios de comunicación británicos se hicieron eco de la intención de Lim y su socio Jorge Mendes -con el que mantiene una gran amistad y negocios comunes en la compraventa de activos en el mercado futbolístico– de adquirir en propiedad el Middlesbrough por una cifra de 60 millones de libras esterlinas. El nombre del ejecutivo Peter Kenyon, que mantiene una relación fluida con Lim y Mendes, surgió en dichas informaciones.

Kenyon acabó siendo una figura importante durante la temporada para el ‘Boro’ -en el que recaló Aitor Karanka como técnico- a la hora de ejecutar operaciones de mercado, pero rápidamente el conjunto inglés dijo no estar interesado en la rumoreada propuesta de Lim debido al respaldo financiero de su presidente desde los años ochenta, Steve Gibson, que había invertido desde entonces más de 100 millones de libras en el club británico.

Del Atlético al Valencia

Antes de que surgiesen los rumores sobre el Middlesbrough, Peter Lim estuvo muy cerca del Atlético de Madrid. Increíblemente cerca, de hecho: el magnate singapurense fue clave para lograr financiación inmediata para varios de los fichajes y movimientos de mercado realizados en la etapa más reciente del conjunto colchonero con Miguel Ángel Gil y Enrique Cerezo como cabezas visibles. A principios de 2013, la relación entre Lim, Mendes y el Atlético era idílica.

De hecho, el conjunto colchonero paseó la recién conquistada Copa del Rey ante el Madrid por Singapur y fue agasajado con el multimillonario como anfitrión. La sintonía era total: Peter Kenyon como amigo personal de Miguel Ángel Gil Marín, Jorge Mendes como nexo de unión entre el dinero de Lim y los posibles fichajes del Atlético, una hipotética inversión millonaria para hacerse con un paquete accionarial importante del club

Pero Gil Marín pretendía, eso sí, retener el control del Atlético, y ese fue el principal motivo por el cual Peter Lim y su fortuna no entraron a formar parte del accionariado del conjunto del Manzanares: en mayo de 2013 su aterrizaje en España parecía inminente, y semanas después su nombre se desvaneció en las sombras de nuevo.

Ahora, Peter Lim entra de nuevo en la ecuación. El pasado domingo, Amadeo Salvo explicó su intención de comprar el Valencia CF: cancelar la deuda con Bankia -220 millones del club y 85 de la Fundación-, acabar el estadio -100 millones como mínimo- e invertir en un ambicioso proyecto deportivo. Números en mano, un mínimo de 400 millones de euros para sacar al Valencia CF del atolladero económico en el que se encuentra.

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