Marin es un futbolista que Braulio Vázquez conoce al dedillo. Lleva en su agenda desde que el jugador de origen bosnio despuntaba en el Werder Bremen tras su fichaje desde el Borussia de Mönchengladbach. El partido que midió al conjunto germano con el Valencia en marzo de 2010 fue definitivo para que el gallego anotase su nombre en la agenda de futuribles. Desde ese momento, no le perdió la pista. Ni siquiera cuando firmó por el todopoderoso Chelsea londinense.
A principios de verano, el director deportivo del Valencia tuvo sobre la mesa la posibilidad de concretar la cesión de Marin por una temporada sin opción de compra. Y Braulio optó por no rematarla. El Sevilla, que también andaba tras los pasos de Marin, sí que dio el paso adelante para contratarlo. Una decisión consciente y ponderada, porque Braulio ya tenía en mente al jugador que quería para esa demarcación ofensiva: Dorlan Pabón. A finales de agosto, el Valencia firmó al colombiano con la ayuda del fondo Doyen Sports.
¿Fue una buena decisión? Esta temporada se podrá ver sobre el terreno de juego. De momento, en la primera vez que ambos futbolistas coincidieron en el terreno de juego, Pabón resultó el vencedor a los puntos. El colombiano estuvo magnífico en la primera mitad desbordando y atacando a su par por banda izquierda, a la vez que demostraba solidaridad en la presión y trabajando defensivamente para el equipo. Por su parte, Marin creó peligro en las transiciones del Sevilla, aunque sólo brilló los primeros diez minutos del segundo acto, que coincidieron con los mejores momentos del conjunto de Emery.
Los dos jugadores se han convertido en fundamentales en sus escuadras. Coinciden en que todavía no han estrenado sus guarismos goleadores. Marin lleva una asistencia, Pabón todavía no ha completado ningún pase de gol. La temporada y los resultados dictarán si la dirección deportiva del Valencia acertó en su elección… o se equivocó.