‘Mathienbauer’

¿Cuáles son las características que debe tener un defensa central para ser completo? La respuesta es discutible y variable, según las necesidades que pueda tener un equipo y su forma de jugar. Pero la mayoría de los fanáticos al fútbol coincidirán en que es básico reunir las siguientes: ser rápido, expeditivo (anticiparse a la jugada para evitar cualquier peligro), tener buena salida del balón e ir bien de cabeza. Pues bien, se podría decir, sin pretender endiosarle, que Jeremy Mathieu aúna todas esas habilidades, además de ser zurdo (no hay tantos como diestros), lo que le hace ser un central total y muy completo.

Lo curioso es que descubriese con casi 30 años y de forma accidental que su puesto idóneo y donde debe jugar siempre es el de zaguero y no el de lateral. Como carrilero izquierdo su nivel era correcto, nada llamativo, ni bien ni mal y, su principal Talón de Aquiles, en esa posición, eran los problemas físicos que acarreaba constantemente, lo que le hacía ser un jugador propenso a las lesiones y al mismo tiempo, acabar los partidos desfondado, después de subir varias veces la banda.

Seguro que más de un valencianista recuerda el primer partido que Mathieu jugó como central. Ese encuentro se disputó en la Romareda, la temporada pasada contra el Zaragoza, con Valverde todavía en el banquillo. El defensa francés tuvo que actuar en el centro de la zaga por las necesidades del conjunto ché. Ese día se dio una situación similar a la que vivió Jordi Alba, que pasó de extremo a lateral, cambiando así su ubicación natural. Ambos casos se dieron por lesiones y sanciones, es decir, fueron experimentos “obligados” del entrenador. Ojalá a largo plazo Mathieu salga como Alba; de momento, salvando las distancias, va camino de ello.

Dicen que no hay mal que por bien no venga. Dicho refrán puede aplicarse perfectamente a la tesitura planteada. Aquel partido nos hizo descubrir un nuevo Mathieu, hasta entonces inédito y desconocido para el aficionado. A partir del mencionado partido contra el Zaragoza, ha regresado en contadas ocasiones a jugar de carrilero (como ante Espanyol en agosto en Cornellà) y, salvo en encuentros como el del Betis (en el Villamarín) y alguna otra excepción, está dando un nivel magnífico y sobresaliente.

Partido tras partido, está siendo -una vez asentado en su nuevo lugar- uno de los destacados del equipo. Sin ir más lejos, el pasado jueves contra el Dinamo de Kiev, dio una exhibición de anticipación y poderío físico. Resulta llamativo el hecho de que el “22” valencianista sea en estos momentos el mejor zaguero del conjunto de la capital del Turia, cuando es el único defensa reconvertido. Todos los demás han sido siempre centrales.

El año que viene, con el fichaje de Otamendi (central diestro), el Valencia formará una línea defensiva segura y difícil de batir. El mejor Valencia, el de principios del actual siglo, se formó a partir de la zaga. Era un equipo que no recibía apenas goles. Esa seguridad y el hecho de tener una garantía en la portería como lo era Cañizares, fue ‘culpable’ de que la afición contemplase al mejor Valencia de la historia reciente, culminando ese éxito con dos finales de Champions, una UEFA y dos campeonatos ligueros.

En definitiva, es importante formar un equipo a partir de una base sólida, como lo es la defensa y, esa parece ser la intención de la dirección deportiva tras la apuesta por el fichaje de Otamendi y por los galones que se le están dando, por méritos propios, a Mathieu. Al lado de un central de jerarquía como lo es el argentino se verá cuál es el verdadero nivel del central francés, pero todo hace indicar que seguirá mostrando un rendimiento digno de elogiar.

Foto: EFE

Jorge Farrés (@jorgefarres)

 

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