Morir matando

Por la rejilla de la trampilla que conduce hasta la superficie se cuelan varios rayos de sol que dejan en un inquietante clarooscuro las caras de los dos protagonistas. La trampilla que conduce hasta la arena de El Coliseo a Cósimo y a Máximo Décimo Meridio, «El Hispano», asciende lentamente.

El César, furibundo de rabia tras las mofas de su pueblo quiere recuperar el crédito y pretende batirse en duelo y derrotar al Hispano ante sus ciudadanos. O sea, un vil acto de propaganda. Pero se sabe inferior, así que en la ascensión de la plataforma, apuñala al indefenso Hispano para que salga mermado a la arena.

Aún así, el Hispano es noble. Le echa coraje al asunto, y entre estertores de dolor se mantiene de pie para batirse en duelo a muerte con Cósimo, el enloquecido César. En un combate brutal, ambos acaban muertos sobre la arena del Coliseo. El Hispano ha resistido y ha sido digno hasta el último segundo. Era su manera de rebelarse.

Detengámonos en él. En el hispano, en Máximo Décimo Meridio (no en el César, vil como la mayoría de los políticos) y preguntémonos tras los últimos acontecimientos: ¿Djukic muere matando?Quiero decir, ¿está sabiendo llevar el entrenador del Valencia dignamente la situación de un equipo de trabajo intervenido claramente por la Academia?

A mi parecer, es evidente que no. Que aunque plante la fachada de la dignidad en las ruedas de prensa, la impresión que todos tenemos es que Djukic es ahora el segundo de Rufete.

Parece que el serbio es reacio a perdonar ni uno sólo de los 2’2 millones de euros que percibiría por su finiquito, mientras que al Valencia tampoco le viene excesivamente bien pagarlo.

Así que esto se ha convertido en un matrimonio de conveniencia donde un Djukic entregado asume que hay «otra» -o sea Rufete-, pero que no le apetece irse del chaletito de lujo en La Cañada y traga con esa situación.

Dicen los que le conocieron como futbolista que están sorprendidos y que este Djukic no se parece en nada a aquel.

Es evidente que igual le sirve un tiempo para mantenerse en el cargo. Pero a la larga, es más evidente aún que el desgaste hacia su figura será aún más grande. Djukic no muere matando. El sabrá por qué ha bajado la cabeza y los brazos.

 

Manolo Montalt (@ManoloMontalt)

Director de La Taula Esportiva (NOU Radio)

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