Entrevista a Jaume Domenech: «No entiendo las críticas a Rufete cuando es la persona que más trabaja en el Valencia»

Con Jaume ocurre que mucha gente se piensa que forma parte a todos los efectos del primer equipo, donde ya es un clásico de los entrenamientos y viajes europeos. Pero todavía sigue salvando partidos en el Valencia Mestalla, recordando que nadie le ha regalado nada y que todo lo ha conseguido luchando día a día. Aprovechando los nuevos vientos que soplan en la Academia Gloval de la mano de Rufete.

Si algo tiene esta temporada el vestuario del Valencia Mestalla son futbolistas con ‘cabeza’, curtidos y que saben apreciar el lujo en todos los sentidos que supone vestir la camiseta del club aunque sea en Segunda División B. Uno de ellos es Jaume Domenech (Almenara, 1990), que no hace demasiado vivió en sus carnes el lado menos humilde del fútbol tras formarse en la prestigiosa cantera del Villarreal, un ‘destierro’ en el humilde CD El Palo del que salió tan reforzado que ahora nadie se atreve a pronosticar su techo. Él sabe, y así se lo transmitió Rufete cuando le fichó este pasado verano procedente del Huracán Valencia, que con trabajo no hay nada que se le pueda resistir en la vida. Un ‘loco’ de su profesión que disfruta de cada entrenamiento camino de la cima.

Es muy habitual en el mundo del fútbol escuchar eso de que para jugar de portero hay que estar un poco mal de la cabeza, y algún compañero suyo le ha definido alguna vez como un «loco». ¿Es para tanto?

No sabría definirte el porqué estoy loco, pero lo cierto es que es una posición especial y debes estar un poco loco para poder llevarlo bien y con naturalidad. La verdad es que todos los porteros tenemos algo de locura.

La palabra locura también se podría aplicar a su trayectoria desde que abandonó la cantera del Villarreal. Desde un club humilde de Tercera en Málaga pasando por la suplencia en Huracán Valencia y ahora titular en el Mestalla y siendo un habitual en convocatorias del primer equipo.

Yo siempre he esperado una oportunidad como ésta, llevo toda la vida preparándome para ello. Siempre he trabajado esperando mi momento, y con la oferta de ir a Tercera División para Málaga me voy porque tenía que seguir compitiendo. Jugué bien, acabé invicto toda la primera vuelta y recibí la llamada de Nico Estévez para ir a Huracán. Allí era complicado jugar porque Paco estaba muy bien, pero cuando tuve mi oportunidad la aproveché jugando bien. Luego ya me vine aquí y en ningún momento ha cambiado mi forma de trabajar, siempre he trabajado al cien por cien porque confío en mi y sabía que me merecía una oportunidad como ésta.

¿Y cómo fue esa llamada de Rufete, qué sintió cuando un club tan grande como el Valencia se interesó por sus servicios?

La verdad es que fue un poco curioso. Nico me dijo que iba a venir al Valencia, y que esperara antes de firmar porque él quería contar conmigo y ya se lo había dicho al club, así que decidí esperar por mi buena relación con él, me parece un gran entrenador y además me permitía seguir al lado del pedazo de cuerpo técnico que tenemos en la actualidad. Luego ya se produjo la llamada de Rufete y todo fue muy rápido porque yo tenía muy claro que quería venir aquí, es increíble jugar en el Valencia.

Pero además de tu fichaje se produce el de otro portero como Yeray, que además parecía partir con el cartel de titular para el filial. A usted no le ha costado mucho hacerse con las llaves de la portería y comenzar a hacer ruido con los ‘mayores’.

Siempre me he definido como un luchador y una persona que se muere por el trabajo diario. No me voy a gusto a casa si no el dado el ciento cuenta por ciento en el entrenamiento, soy muy exigente conmigo mismo. Pese a la competencia, Rufete me transmite que vengo a luchar por la titularidad, así que compito al máximo para que el puesto crezca lo máximo posible y que el que juegue esté en las mejores condiciones posibles.

Por lo que le escucho decir, será complicado para un tipo de su carácter marcharse tantas veces a casa esta temporada después de una derrota del Valencia Mestalla. Tras partidos donde han sido superiores al rival por juego y ocasiones.

Para mí no estamos donde deberíamos en cuanto al juego y dominio de los partidos que hemos tenido. Lo bueno es que queda mucha temporada, puede ser un punto de inflexión fuerte estos cuatro puntos de seis que hemos sacado, y creo que vamos a tirar para arriba en breve. Vamos a darlo todo para sumar los tres puntos en casa este sábado contra el Espanyol B.

¿Qué ha cambiado en las últimas semanas?

Nos hemos mirado y hemos visto que faltaba ese plus de darle a cada acción la importancia que requiere. Mucho más en Segunda B, que todos los partidos son complicados e igual de difíciles. Siempre había un despiste que nos costaba los partidos, ahí hemos ajustado. Hemos mirado, hablado y adquirido la responsabilidad que tenemos que tener cada uno y el equipo está junto, unido y convencido que de esto va para arriba.

¿En su caso puede confirmar que no ha distraido tanto entrenamiento con el primer equipo?

Para nada, yo esto lo vivo con total normalidad, tengo muy claro que mi equipo es el Mestalla y ahí es donde me tengo que ganar estar en el primer equipo. No es una distracción, es un aprendizaje rápido con Ochotorena y jugadores de nivel mundial, donde me quedo con todos los detalles para mejorar y que me den el plus que luego utilizo en Segunda B. No me relajo, no es mi manera de ver las cosas.

Pero aunque no distraiga, no me negará que ahora no se trabaja de otra manera en el día a día de la cantera, viendo tan cerca la opción de que se de confianza a los futbolistas de la Academia Gloval.

Evidentemente creo que todos estamos contentos con la llegada de Rufete, es alguien que se preocupa  mucho de nosotros, de toda la Academia. Es muy bueno que la gente vea que yo he ido ya once veces convocado con el primer equipo, que ahora Gayà ha debutado en casa y que se está cerca. Que todos vean que se puede cumplir el sueño mientras se siga trabajando cada día.

Ya es algo común escuchar maravillas de Rufete de boca de los canteranos. ¿Tan especial es?

Mira, yo no puedo entender que nadie critique a Rufete cuando es la persona que más trabaja en el Valencia. Apoya a cualquier jugador de cualquier categoría, trata a todos por igual y escucha a todo el mundo. Si alguien le critica o critica su labor es porque no la conoce.

Él y Nico Estévez apostaron por usted, le dieron la oportunidad de disfrutar de todas las ventajas que tiene un gran club como el Valencia. Al igual que otros compañeros como Chumbi, también sabe lo que es el lado más humilde del fútbol, experiencia que sirven para valorar mucho más todo lo que tiene en la actualidad.

El Valencia es un club mundial, siempre lo ha sido, y aunque los resultados ahora no están como deberían sigue teniendo la historia. Aquí en Paterna hay buenas instalaciones, tienes el trato cercano de todo el mundo, cómo te cuidan, están encima de ti los médicos… Cualquier equipo de Segunda A no tiene estos medios que tenemos en el Mestalla, además ves al primer equipo cerca y si trabajas y confías puede llegar tu oportunidad. Ves cerca al primer equipo que esa es una de las cosas que más se aprecian.

Qué cerca ha tenido usted debutar esta temporada con el primer equipo. ¿Le da muchas vueltas a eso cuando viaja con ellos, siempre tiene en mente la opción de estrenarse en la élite?

Siempre que viajo pienso que voy a jugar, es la mentalidad que tengo para, si me llega el momento, estar preparado. Visualizo todas las jugadas y en el calentamiento me fijo como está el campo, eso me lo inculca Ochotorena. El quiere que vivas el partido desde fuera porque tienes que estar metido, que estés como si fueras a jugar para estar preparado cuando te toque.

Cuando más próximo estuvo fue en el partido del Rayo Vallecano en casa, donde llegó a calentar ante los problemas físicos de Diego Alves. ¿Fueron momentos de nervios en la banda?

Que va, me sorprendí yo mismo de la tranquilidad que tenía. Llevo toda la vida preparándome para tener la oportunidad y mi cabeza solo pensaba en hacerlo bien. Como me enseña Ochotorena, viendo el partido mientras calentaba y visualizando posibles acciones. Concentrado. La clave es trabajar y estar concentrado, preparado para cada acción o el momento cuando te llegue la oportunidad.

Recientemente ha hecho dotes de esa concentración parando dos penaltis en los dos últimos partidos del Valencia Mestalla. ¿Es cosa de la fortuna o uno se prepara mucho para ese tipo de acciones?

Creo que es fortuna, intuición y preparación. Con el cuerpo técnico analizamos a los lanzadores contrarios, pero luego toca decidir en la portería porque no hay nada matemático. A mí me gusta practicar penaltis, me gustan mucho. Aún así tienes que tener ese punto de fortuna e intuición.

Acciones que han dado confianza y puntos al filial, que ahora tiene dos partidos más por delante antes del parón navideño para remontar definitivamente el vuelo.

Mi objetivo y el de todos es sacar los máximos puntos posibles antes de Navidad, con humildad y trabajando paso a paso. Vamos a por ese objetivo para llegar a Navidad en una posición más óptima para preparar la segunda vuelta.

Dejando a un lado el aspecto colectivo y entrando un poco más en lo personal, ¿quiénes son sus referentes en la portería?

De pequeño siempre me gustaba mucho Andrés Palop, un portero que siempre me ha llamado la atención. Ahora mismo admiro y envidio mucho a Víctor Valdés, al que considero el portero más completo de la historia con mucha diferencia.

¿De ahí el pelo rapado que luce?

La rapada es por superstición. Soy bastante supersticioso y cuando volví con el primer equipo de Swansea pensé que tenía que cambiar algo. Pensé en raparme, me dio suerte y a seguir así.

Cómo podía haber cambiado la historia si le hubiera hecho caso a su padre…

Mi padre no quería que jugara porque el portero siempre es el centro de las críticas. Me obligaban a jugar de defensa, pero al final el destino es el destino y yo sólo pensaba en ser portero, De pequeño ya tenía la obsesión de ser portero, lo sentía desde pequeñito y nunca he tenido dudas.

Remate esta entrevista con sus ilusiones a medio y largo plazo, donde a lo mejor aparece la opción de entrenar el día de mañana a chavales como hacía hasta hace muy poquito en su localidad natal de Almenara.

Mi experiencia me ha dado que no es bueno pensar en el futuro, esto trata de ir día a día y ahora toca el partido de mañana y sacar los tres puntos. Obviamente para mí sería un sueño jugar algún día en el Valencia, pero ahora mi mente está en ganar mañana con el filial. Respecto a los niños, este año tuve que dejarlos porque con el tema del primer equipo iba a tener menos tiempo, pero siempre me ha gustado estar cerca de ellos. Cuando termine mi carrera me lo propondré, pero ahora me centro en jugar que es lo importante.

Foto: Paco Rius

Ir arriba