Nos importa el Valencia

Les digo la verdad, estoy bastante asqueado de todo lo que rodea a la venta del Valencia. Asqueado y harto. Al final, el club se lo quedará aquel que no ponga más de cien millones de euros y vuelva a negociar la deuda, no hay más. Ni mirlos blancos ni jeques generosos ni nada. No quedan demasiados ricos altruistas, nunca lo fueron; ni tampoco estamos vendiendo el producto con ilusión e inteligencia.

Entre los que sólo piensan en si mismos, entre los que detestan todo lo que hace uno y entre los que juegan mil cartas, la imagen de la entidad está siendo arrastrada por el barro. Y con ese panorama, el club muy llamativo e interesante no es.

Además, la guerra ya se ha trasladado a los medios de comunicación: como poseídos por el diablo, unos atacan y otros defienden. Con insultos, intentos camorreros de peleas y actuaciones dantescas. Si a esto sumamos que el presidente del club ha entrado en la polémica y atiza a todo aquel que no piense como él, la guerra es total.

Imagino que sus intereses tendrán -personales, por supuesto-, pero el daño a la entidad está siendo enorme. A una entidad que esta a más de 15 puntos de la Champions, con la Europa League complicada, que ha cambiado de entrenador, que en enero fichó cinco jugadores, que el mejor y más caro vino cedido, con un filial esta en zona de promoción para descender a Tercera División… A nadie le importa un pimiento esto.

Aquí hemos entrado en la dinámica de que cada uno persigue salva su pandero y luego, a otra cosa mariposa. Y es una pena, porque todo lo bueno que se ha hecho acaba diluido o desaparecido. Amadeo Salvo, el actual presidente, tiene algo que no se puede comprar: carisma. Cae bien, tiene el apoyo de parte importante de la afición y su discurso gusta, o gustaba. Pero le puede el folclore.

Tenemos que ser conscientes de que, si existe un punto innegociable en todo este tinglado, es que el nuevo dueño traerá su equipo de trabajo, sus ideas y sus nombres. Contará o no con la parte deportiva formada por Rufete y Pizzi, pondrá un nuevo presidente en la poltrona y cambiará la idea de club.

No hay más. Y Salvo, que un practicamente todos los escenarios que se manejan no estará, debe asumirlo. Pero todos lo que tengan un poco de influencia deben ser justos en este ‘sprint’ final. Defender al club y esperar que el nuevo dueño sea serio, profesional y honrado.

Si perdemos el tiempo en riñas colegiales, poco favor le hacemos al Valencia. Que, a la postre, es lo importante aquí. ¿O quizá no?

 

Carlos Egea (@cegeavivo)

Periodista NOU Radio

 

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