Otro estilo de juego es posible

Una segunda parte de locura en Orriols, con un gol fantasma, un penalti no señalado sobre Pedro López, otro estrellado en el larguero y varias paradas de enorme mérito del guardameta vigués concentraron la atención en la desafortunada tarde de David Barral, pero a mi me gustaría detenerme en dos protagonistas que ocasionaron un esperanzador cambio de estilo y que han pasado desapercibidos, siendo una de las mejores noticias para el tramo final de la competición.

Lo primero que me gustaría hacer en este artículo es felicitar a Ivanschitz por su compromiso y su enorme profesionalidad desde que se enfundó la elástica granota. Un jugador de su nivel podría haberse metido en una discusión táctica con Joaquín Caparrós sobre la idoneidad de jugar en la mediapunta y no desaprovechar, jornada tras jornada, todo su talento en la banda izquierda. Probablemente, hubiese sido carne de banquillo como le ha sucedido a Sergio Pinto, que sigue con el morro retorcido por su escasa participación, querrá marcharse en junio y el vestuario lo agradecerá.

Sin embargo, Andreas pensó que debía currar al máximo todas las mañanas para ganarse la confianza del entrenador y ser titular, con independencia del lugar donde su técnico decidiera ubicarlo. Como el corcho, por más que lo hundas, siempre flota, creo que ya nadie dudará, después del segundo acto que se marcó ante el Celta, en qué posición tiene que jugar el internacional austriaco, con el valor añadido de que ahora es un futbolista más completo que en agosto, porque su calidad para filtrar pases, golpear con peligro desde la frontal del área o ser un especialista del balón parado es algo innato, pero además ha ganado en rigor táctico y en carácter defensivo del que carecía cuando llegó de la Bundesliga.

El otro nombre propio es el de Momo Sissoko: conforme pasan las semanas aumenta su condición física y cada aparición es una bocanada de aire fresco para la medular. El doble pivote que forman Simao Mate y Pape Diop es solvente en labores de destrucción y equilibrio, pero el equipo se hace muy largo cuando juegan en paralelo y pegados a la pareja de centrales.

Esta secuencia se repitió con demasiada frecuencia durante la primera mitad, hasta que en el descanso Caparrós tuvo que arriesgar y apostó por introducir a Sissoko en detrimento de Diop y situó a Ivanschitz en la mediapunta. Esos dos movimientos permitieron que los pases interiores y la llegada del equipo por banda, con Casadesús volcado hacia la izquierda y Rubén por la derecha, generaran dudas en la defensa celtiña que se encomendó a Yoel, al árbitro y a la madera para evitar la remontada levantinista.

No sé lo que pasará este próximo verano con el futuro de Pape Diop, ni si el deseo de Momo Sissoko será prolongar algún año más su contrato con cláusulas de escape para equipos Champions, pero mientras llega ese momento, no estaría de más que Caparrós repitiera en Cornellà-El Prat o ante el Betis, con los mismos jugadores y con la misma disposición táctica con la que jugó la segunda parte ante el Celta. Creo en ese Levante y no me gustaría que terminase la temporada sin haber disfrutado de una apuesta más ofensiva y con la que también es posible ganar.

 

Jose Manuel Alemán (@AlemanSER)

Radio Valencia Cadena SER

 

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