El choque arrancó con dos equipos con objetivos diametralmente opuestos: los locales, buscar la portería de Magunazelaia pero sin volverse locos; los visitantes, guardar la ropa y mantener la meta a cero, marcador que le valía. Y la jugada le salió bien a los de Ziganda durante la primera media hora, reduciendo al mínimo las ocasiones de Huracán y sin apenas sufrir en defensa.
El ariete Fabiani fue el encargado de romper la quietud de la zaga bilbaína al filo de la media hora, tras una gran acción individual y un remate algo desequilibrado que mandó por encima del larguero. Instantes después, Fabiani bajó la bola con el pecho y, sin ni siquiera mirar a la meta rival, soltó un zambombazo desde veinte metros que que cayó a plomo sobre el larguero de la meta bilbaina.
No obstante, los visitantes no renunciaban a crear peligro. Tras una terrible pérdida en defensa, Eizmendi dispuso de un mano a mano que el guardameta Paco saco con brillantez para salvar un momento critico. Así se alcanzó el tiempo de descanso, bajo un sol de justicia que penalizaba a ambas escuadras, aunque los jugadores del filial vasco lo padecían todavía más.
Huracán salio a por todas en el segundo tiempo, volcandose sobre la meta bilbaina. La recompensa acabaría llegando con el magnífico gol del ‘tanque’ Fabiani en el minuto 19 de la reanudación, tras revolverse en el área y superar la salida del portero. Un tanto que parecía dejar el partido casi sentenciado, visto que el Athletic Club apenas había creado peligro en todo el partido.
Ziganda movió el banquillo en busca del empate, y pese a tener el partido controlado, Huracán acabaría complicándose la vida. A diez minutos del final y de forma inesperada, Eraso obtenía el empate a uno. Quedaba poco tiempo para empatar la eliminatoria y Fabiani ya no estaba en el campo, pero a base de casta y empuje el conjunto local acabaría obteniendo el 2-1, obra de Carreño, a dos minutos del final del partido. Prórroga.
Un tiempo añadido que fue un suplicio, con un calor extremo y ambos equipos exhaustos. En los primeros quince minutos apenas hubo acercamientos. No obstante, en la segunda mitad de la prórroga Guillermo, atacante del Athletic Club, estampó un balonazo en el travesaño de la portería de Paco. Un fuera de juego polémico de Carreño encendió los ánimos del respetable. Magunazelaia sacó un balón bajo palos a dos minutos del final.
Así se llegó a la tanda de penaltis, donde Huracán mostró una infalibilidad admirable desde los once metros. Los dos símbolos del equipo acabarons: Roberto Amarilla, transformando el primer lanzamiento; y el guardameta Paco deteniendo el disparo decisivo a Morán. Huracán se medirá a Eibar o Jaén en la ronda decisiva por el ascenso.