La distancia hace ver las cosas con más calma, con más análisis. Estoy lejos de Valencia y mi intención era ver el partido del sábado con gente poco afín. Y, por supuesto, lo hice: acabé en un bar repleto de andaluces y una pasión distinta en el ambiente. Me hizo gracia: el el local había valencianistas y, claro está, malaguistas. En silencio vi y, sobre todo, observe. El fútbol sigue siendo alucinante.
Pero al final es fútbol. Nervios, enfados, cabreos y mucha pasión. Y el mismo remate: a los que ganan les vale el resultado, a los que pierden sólo les queda el consuelo de la imagen. El Valencia jugó mal, muy mal, pero acabó ganando. El resultado tapa todas las carencias, las disimula. Pero es bueno mejorar con la agradable sensación de tocar y atesorar tus tres puntitos. Recuperarse desde la derrota, por contra, genera mucha ansiedad.
El Valencia fue plano en su fútbol. Es normal: vendemos demasiada ilusión y demasiadas tonterías a las primeras de cambio cuando lo serio ni siquiera ha empezado. He leído tantas memeces últimamente que creo que esta profesión necesita un reseteo urgente. Por desgracia, ser serio y riguroso no vende un pimiento. Corren malos tiempos para el periodismo.
A lo que iba: el Valencia jugó con cinco jugadores nuevos de los seis en ataque. Alguno debutaba en Primera y otros no suman ni diez partidos en la máxima categoría. Tu mejor jugador estas semanas ha sido Javi Fuego, y el segundo Michel. Y ya hablábamos de pelear por la liga y de hacer sombra a los grandes. De verdad, alucinante. Y lo peor es que no somos conscientes que el aficionado acaba creyéndoselo.
Djukic fue claro en sala de prensa: «No jugamos bien». Al final, el míster ha sido el más correcto, el más sincero, el mas listo y el más profesional. Y que siga así, porque el camino no es fácil y hay demasiados palmeros en cualquier repecho. El fútbol, como casi todo en la vida, necesita tiempo. Calma relacionada con el trabajo serio, honrado. Y el Valencia esta en construcción, en época de cambio. No tiene dinero pero debe tener ingenio. No tiene experiencia pero debe tener ilusión. No tiene estrellas pero tiene una afición fiel.
El sentimiento puede con las carencias o las disimula. No me gusta la imagen que le vendemos a la afición, no es necesaria. Antes del partido se hablaba de goleada y de equipo revelación. Ayer el fútbol puso a todo el mundo en su sitio: el fútbol de verdad, no el de los ‘bolos’ de verano. Y con eso no quiero decir que este equipo no pueda conquistar grandes logros, pero no le agobiemos, ni exijamos. El triunfo es el día a día: pedir más es injusto y, en este momento, una barbaridad.
Carlos Egea (@cegeavivo)
Periodista TVV