¿Qué es peor? ¿Lo social o lo deportivo?

Antes del encuentro hice el ejercicio de leer las opiniones de los ‘expertos’ en Twitter -no repetiré este ejercicio-. Resumo ‘grosso modo’ la euforia que se vivía. No sólo queríamos la victoria, no: había que convencer. Se decía que los cinco cambios en la alineación eran obligados: muchos aplaudían una alineación que, según ellos, reclamaba la grada.

Otros aplaudían el acierto de la defensa con Mathieu por Rami, y los mas espabilados afirmaban que con once Pereiras este equipo seria campeón. Me llegaron a convencer, y era difícil porque ando poco identificado con ese Valencia, pero lo medio lograron.

Eso si, la ventaja de este Valencia es que no quiere que sufras, hace el papelón rapidito y a dormir. Unos se miran, otros se esconden, por no pegar no pegan ni patadas. Por cierto, yo se que la apuesta del nuevo presidente por el juego limpio es interesante y educativa -pelin populista también, como casi todo-, pero si el equipo mete la pierna no pasa nada. Eso si, sufrir lo justo. Fueron tres al descanso y pudieron ser seis, ¡qué mas da! Ahora paños clientes, excusas y a vivir que son dos días.

Me gustaría mandarles un mensaje positivo, pero les aseguro que no encuentro inspiración. Este equipo tiene la gran virtud de ni tan siquiera provocarme indignación. Algo mucho más grave: me convierte en un ‘pasota’, el más ‘pasota’ del mundo.

Lo peor de la vida es eso: que ni te enfades, ni pelees. Me aburre. Me aburre el discurso de su entrenador -alguien debería decirle que los tacos o palabras mal sonantes no son necesarias para explicarse-; me aburren unos jugadores que deben empezar a saber que este equipo fue un grande -s´, en tiempo verbal pasado-; me aburre ver un estadio parado y que me recuerda al Coliseo Romano. Y por no divertirme, ni la nueva directiva me divierte.

Pensaba que lo peoR de este equipo era su parcela social, el liO de Bankia, Fundación, Generalitat y demás. Y hay algo mucho peor: ver jugar al equipo. Por ser positivo, hay una pequeña luz al final del túnel: lo social no se puede arreglar en un mes, pero lo futbolistico si.

Para ello deben aparecer los hombres y marcharse los niños. Si no es asi, ni Djukic, ni Salvo, ni ‘ná’. De lo contrario, el ‘bullit’ será tan enorme como doloroso. Y el domingo vienen el Sevilla y Emery… Buena semana.

 

Carlos Egea (@cegeavivo)

Periodista Radio Nou

Ir arriba