Los problemas físicos han acabado por retirar a Javier Farinós, que junto a Andrés Palop era uno de los futbolistas que todavía permanecían activos de los que disputaron la final de la Champions con el Valencia en el año 2000.
El centrocampista valenciano vivió sus mejores años como futbolista vistiendo la camiseta blanquinegra, primero bajo las órdenes de Ranieri y posteriormente con Héctor Cúper como técnico. Tras la final de París salió rumbo al Inter de Milán y ese fue el primer paso de su lento declive en el mundo del fútbol, acabando sus días como jugador profesional en un Villarreal donde no ha podido entrenar ni competir durante toda la temporada.
Las lesiones han sido un calvario para un Farinós que ha explicado que «es una decisión muy difícil para mí, pero no termino de encontrarme bien físicamente y creo que este es el paso que debo de dar». Igual de claro y honesto que lo era sobre el césped, ese que le vio triunfar desde muy jovencito en un centro del campo que el valencianismo nunca olvidará, junto a Gerard, Mendieta y el ‘Kily’ González.
Tras su fiasco en el Inter volvió a España, donde ha recalado en el Mallorca, Hércules, Levante y el Villarreal, destino que ha sido la última parada de la carrera de un Farinós que debutó con 18 años en Primera División. Fue Jorge Valdano el que le dio la oportunidad en la campaña 96-97 a un chaval nacido en La Torre y de fuerte carácter, capaz de hacer frente a cualquier rival en el campo pero que ha claudicado al paso del tiempo y a los problemas en el tendón de aquiles de la pierna derecha.