¡Señores de los clubes, por favor, evolucionen!

Hoy llevo una idea muy clara de lo que quiero compartir con todos vosotros. Si me habéis seguido en estas últimas semanas recordaréis que, no hace demasiado, hablé del ‘otro enfoque’ del aficionado, de los valores y la posición que debe tener el seguidor dentro de un club de fútbol. Hoy pretendo reflejar la otra cara de la moneda: el ángulo que proviene del propio club.

Voy a intentar no ser muy duro con mi Valencia, pero debo ser ecuánime en el trato con respecto a otros clubes. Ahora mismo la sensación que invade al aficionado es de impotencia al no poder sentirse una pieza clave y apreciada desde su propio club. Aunque, quizá, no deberíamos usar actualmente la palabra ‘club’… Enseguida entenderéis el título que encabeza esta columna.

El día a día, el contacto entre aficionado valencianista y su equipo está rodeado de sensaciones desagradables. El atropello arranca aquella jornada en la que decide sacarse una entrada o hacerse abonado. El pobre aficionado se topa de golpe y porrazo con un servicio de taquillas que podría gestionar el mismísimo Gollum. ¡Señores de los clubes, por favor, evolucionen!  Unas taquillas deberían ser un espacio cómodo, tranquilo, abierto y funcional, no asfixiante y angosto como el de una gasolinera nocturna.

Tras decenas de kilómetros en coche –viene de un pueblo, como otros miles de valencianistas- y de buscarse la vida para poder aparcar cerca del campo, el seguidor está a punto de acceder a su templo particular, donde vibra con el equipo de sus amores. Sin embargo, antes debe de atravesar algo parecido a un contador de ganado bovino, empujando con su cuerpo una barra de frio acero. ¡Increíble! Enviamos cohetes a la Luna, incluso a Marte, y aquí en la Tierra sólo nos ha servido para implantar un desfasado código de barras. Mal asunto. ¡Señores de los clubes, por favor, evolucionen! Innovemos y apliquemos las nuevas tecnologías. Existen desde hace años y están a nuestro alcance.

El pobre aficionado lleva un día estresante, pero pretende comprarle un regalito a su hijo. Se dirige a la tienda oficial del club y, recordando que hay en marcha una promoción, muestra su abono. ¡Maldición! No puede aprovechar ese pequeño descuento porque en realidad no es su abono, sino el de un amigo que hace años se lo cedió y al que todavía no le ha cambiado el nombre. “Es que me viene fatal ir un día a propósito a las taquillas a hacer una gestión tan sencilla”, protesta. ¡Señores de los clubes, por favor, evolucionen! Una petición tan común debería poder ser tramitada por todo el personal que trabaje cara al público.

¡Vaya día está teniendo nuestro amigo Paco Valencianista! Horas después del partido, aprovecha el poco tiempo libre del que dispone para entrar en la red a ver qué se comenta. ¿Cómo? ¿La web del club? ¿La de la tele oficial? ¿La de la tienda online? “¿¡Esto qué es!?” ¿No podría estar todo integrado en un único espacio? ¡Señores de los clubes, por favor, evolucionen! El Valencia se mueve bien en este aspecto, pero debe aspirar a ir por delante en muchas cosas. No importa cuántas páginas web tenga, cuando una simple aplicación para el móvil que integrase todas ellas haría la vida mucho más sencilla a todo el mundo. 

¡Magnífico! ¡Han vuelto a bajar los precios de los abonos! Entonces, ¿por qué siguen perdiéndose abonados? Será que no todo es cuestión de dinero. Quizá el trato no esté a la altura de lo que el aficionado valencianista pide. El seguidor se siente desplazado y ninguneado y no recibe ningún gesto de cariño ni un triste regalo por Navidad. Entiéndase ‘regalo’ como lo que se da a alguien sin esperar nada a cambio, como muestra de afecto o agradecimiento.

Última reflexión: es curioso que la mayor demanda de asientos en Mestalla sea en la única grada donde -aunque este mal que yo lo diga- se ofrecen ventajas y trato personalizado gestionados desde una asociación. Sólo pido al Valencia CF que copie un poco la forma de trabajar de la Curva Nord en ese sentido, y comience a ganarse de una vez la denominación de ‘club’ –»asociación libre de personas creada con el objetivo de lograr fines concretos”-. Algo mejoraremos, digo yo…

¡Señores de los clubes, por favor, evolucionen!

 

Paco Rausell (@PacoRausell)

Curva Nord Mario Alberto Kempes

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