Situación límite

La administración Salvo se ha visto inmersa en una crisis de un calibre monumental cuando apenas se ha disputado un mes de competición oficial. Miroslav Djukic se sentará en el banquillo de Mestalla el próximo domingo ante el Sevillay nadie se atreve a asegurar lo que ocurrirá de ahí en adelante. Es la principal conclusión que VLC NEWS pudo extraer ayer por la noche de Mestalla, en una madrugada de nervios, depresión y mucha reflexión.

Hoy por la mañana los responsables del club analizarán, ya en frío, lo sucedido ante el Swansea. La cara del presidente, Amadeo Salvo, era ayer un poema. Aguantó el chaparrón futbolístico del Swansea con estoicidad en el palco. Nada más terminar el duelo, inició una breve charla con algunos de los miembros de su consejo. Poco después se unió Braulio Vázquez. La conversación informal, cada vez menos breve y cada vez con más interlocutores, se trasladó al interior del palco de autoridades, habilitado para la cena de los futbolistas.

Poco a poco fueron haciendo acto de presencia los jugadores. Salvo se mostró conciliador con ellos y quiso darles ánimos, pero desde el palco se escuchaban los gritos de más de un centenar de aficionados desde la Avenida de Suecia. Al filo de las once de la noche, dos horas después del pitido final, Amadeo Salvo se marchaba acompañado del director de comunicación, Damia Vidagany. A pocos pasos de ellos, Luis Cervera y Braulio Vázquez, también muy ‘tocado’ anímicamente. El cuarteto se dirigió a las oficinas del club, a apenas unos metros del estadio, donde recogieron sus vehículos para marcharse a casa. Nadie hizo declaraciones.

Según pudo saber este diario, la confianza en la capacidad de Djukic y su cuerpo técnico para sacar adelante la situación ha menguado, y mucho, tras el ‘batacazo’ de ayer. Pese a que se observó desde la zona noble que la Curva Nord y buena parte del estadio respaldan al técnico, un sector importante del club piensa que lo que ocurre sobre el césped no es consecuencia de que los jugadores le estén ‘haciendo la cama’ al técnico, sino de que Djukic no ha conseguido dar con la tecla del vestuario. Que los jugadores están bloqueados.

Incluso fuentes del club admitían que la situación actual es más dramática que la vivida con Pellegrino, argumentando que las derrotas con el ‘Flaco’ no eran tan estrepitosas y que el equipo mostraba carácter pese a perder. Con Djukic, el club creía haber encontrado un Valverde ‘de la casa’, pero los resultados están demostrando todo lo contrario. El ‘Txingurri’ es el modelo de entrenador que se quiere en la entidad, que sepa exprimir al máximo el potencial del equipo.

Djukic se sentará el domingo en el banquillo, pero una derrota dura acompañada de otro varapalo a nivel de imagen podría suponer su sentencia. La única circunstancia que impediría una destitución fulminante, en ese caso, sería la proximidad -caprichos del calendario- de dos partidos importantes a la par que asequibles apenas unos días después, ante Granada y Rayo Vallecano. Dos partidos que podrían ayudar a revertir la situación y reconducir al equipo en la tabla.

Por si faltaba algún indicio más, al Valencia ya empiezan a llegar ofrecimientos de entrenadores. El agente Jorge Mendes, a través de terceros, ya ha tanteado la posibilidad de que Quique Sánchez Flores esté en las quinielas si hay un cambio en el banquillo. Algo similar ocurre con Guus Hiddink. Dos nombres sobre los que el club, a nivel oficial, declina hacer comentarios.

Y al final de la cadena, como último eslabón, el entrenador y su cuerpo técnico. Miroslav Djukic vivió ayer su peor noche como técnico de élite. El de Sabac acabó el partido hundido. Muy tocado. Su rostro en sala de prensa lo reflejaba a la perfección. El silencio y las caras largas predominaron en el vestuario. El preparador no estuvo presente en la reunión informal de los consejeros en el palco, y se marchó tras el partido a su domicilio. Minutos después, Ray Henric-Coll (su segundo técnico), Dejan Illic (preparador físico que ha sido blanco de las críticas de los jugadores esta semana) y Voro González hacían lo propio, aunque el delegado tuvo tiempo de apaciguar los ánimos de algunos aficionados exaltados.

Miroslav Djukic está viviendo sus peores horas, pero asume que hay que seguir. El domingo afronta su examen definitivo, y cree que puede superarlo. Que puede levantar su particular ‘match-ball’, ganar al Sevilla y reconducir la nave. Pero los resultados tendrán que cambiar mucho para recuperar el crédito que ha perdido a pasos agigantados en el último mes. El serbio lo sabe de sobra. Sólo una racha de victorias cambiaría un desenlace que los resultados empiezan a escribir y cuyo final ya todo el mundo conoce. Ya lo dice la ley del fútbol: «Es más fácil echar a una persona que a veinticinco».

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