Superávit económico y déficit deportivo

El Consejo de Administración presentará en su balance de gestión unos beneficios de 2,9 millones de euros después de impuestos. En la Junta General Ordinaria de Accionistas, programada para el próximo 10 de diciembre, la entidad granota dará beneficios en su cuenta de resultados por tercer ejercicio consecutivo desde que se levantó el concurso de acreedores. 

Una temporada más, el Levante ha sabido exprimir sus recursos para rentabilizar cada una de sus inversiones futbolísticas, como lo demuestran los 3 millones de euros que tuvo que abonar Obafemi Martins para marcharse al Seattle Sounders de la MLS, el traspaso de Arouna Koné al Wigan o el de Xavi Torres al Getafe.

Sin embargo, todos los esfuerzos que se hagan desde los despachos no servirán de mucho, si la imagen del equipo es deprimente. Hay un dato escalofriante y que evidencia el comportamiento de esta sufrida afición. En el momento de mayor esplendor en la historia de este club, la Fundación Cent Anys puso a la venta en el mes de mayo 23.963 acciones y sólo vendió 4.158 (3,3%) del capital social.

El guarismo es catastrófico y no es achacable a la crisis económica, ni a la falta de entusiasmo que demostró el club en su promoción y difusión, sino porque por esa fecha había explotado el ‘caso Barkero’ y a los fervientes seguidores se les derrumbaron sus mitos, les partieron el corazón, era el fin de un maravilloso sueño y no tenían el cuerpo para gaitas, ni gaiteros. Si ese porcentaje de acciones hubiese salido a la venta en febrero, tras una noche mágica e imborrable ante el Olympiacos se habrían quedado cortos en la previsión.

El futbol es un estado de animo y hoy el levantinismo está sin chispa, la misma que le falta a su equipo y la que tampoco encuentra en Caparrós. La sombra de Ballesteros, Barkero y Juanlu es muy alargada y se extiende conforme pasan las jornadas.

Desgraciadamente, la plantilla ha perdido nivel económico porque se invirtieron 1.076.000 euros en sus despidos, pero lo más importante es que ha perdido a ese líder espiritual sobre el terreno de juego que con una mirada, un gesto o una simple corrección defensiva te ponía las orejas de punta. ¿Quién es su sustituto? Silencio.

Además, en lo futbolístico Barkero era el prototipo de jugador perfecto. Un robo de Diop o de Iborra lo convertía en un contragolpe de manual, que con tres pases precisos y un talento inagotable acababa generando una asistencia de gol para Koné o para Martins. Sacaba los córners, lanzaba las faltas y tiraba los penaltis hasta cuando habían elevadas probabilidades de fallar, como le sucedió ante el Celta porque aquella tarde su cabeza estaba fuera del partido. ¿Quién es su sustituto? Silencio.

El director deportivo, Manolo Salvador, también decidió prescindir de JIM (para los más puristas no renovó a JIM), asumiendo el riesgo del cambio de estratega y buscó a un técnico que asumiera el liderazgo absoluto de este nuevo proyecto. Caparrós, con una dilatadísima carrera y una larga experiencia en muchos vestuarios, tenía la difícil misión de suplir las carencias anímicas de las que podría adolecer el grupo y dotarle de los recursos tácticos que hicieran del Levante un equipo competitivo y que tuviera como único objetivo la permanencia en la categoría.

Después de quince jornadas, tengo claro que esta plantilla tiene menos nivel que las dirigidas por Juan Ignacio Martínez, porque David Navarro jamás podrá desempeñar el rol de Ballesteros. Simao Mate, Isaam El Adoua y un inédito Remi Gomis no tienen la calidad, ni el compromiso de Vicente Iborra. El popurrí de mediaspuntas, entre fichajes y reconvertidos, son mozos de espadas de Barkero y Baba, cuando sus interminables molestias se lo permiten, está muy lejos del nivel exhibido por sus predecesores.  

Por eso, Manolo Salvador, Quico Catalán y todos los levantinistas nos agarramos a la pizarra y al catálogo de conocimientos de Caparrós para que cambie esta dinámica de resultados tan peligrosa. El mercado de invierno al que puede acceder el Levante no suministra ‘cracks’ que marquen goles como churros, generen veinte ocasiones por partido, faciliten una mayor fluidez en el juego y originen una mejor transición entre defensa y ataque. Todas esas soluciones debe encontrarlas el míster en su libreta, porque en caso contrario iré haciendo acopio de estampitas, velas y rosarios para pedirle al ‘todopoderoso’ que nos ilumine.

 

Jose Manuel Alemán (@AlemanSER)

Radio Valencia Cadena SER

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