Una derrota para crecer

El hecho de que el pabellón de Hermanos Maristas registrara la que imagen que se muestra arriba demuestra que Valencia vive estos días la alegría del baloncesto. Y pocos fueron los que abandonaron el recinto antes del final del encuentro, lo que también muestra el apoyo incondicional hacia su equipo. Un Valencia Basket al que poco se le puede reprochar en la pista durante este comienzo de temporada y que volvió a dejarse el alma en ella.

En otro partido el Real Madrid se hubiese dejado llevar. La ventaja al descanso era lo suficientemente sólida como para que los madridistas desistieran en la remontada. Sin embargo, con el liderato y el récord de 23 victorias consecutivas del club en juego, los de Laso se sobrepusieron a las adversidades para dar una lección de rotación y calidad en Valencia. Sin duda alguna, el mejor equipo de Europa notó que se enfrentaba a un rival de verdad. Algo que desde la eliminatoria de Euroliga en 2011 no ocurría.

Porque la mejor noticia para el Valencia Basket sería que el pique entre Romain Sato y Rudy Fernández tuviera su continuación estos meses. El centroafricano no tuvo su mejor noche a nivel estadístico y, por momentos, estuvo desquiciado por el arbitraje. Sin embargo, contagia ese espíritu ganador al resto de sus compañeros como en su día Pete Mickeal lo hacía en el FC Barcelona. Un carácter a prueba de derrotas.

Y eso es lo que tendrá que demostrar el equipo de Perasovic estas próximas semanas. Primero, con varios partidos en la Liga Endesa para enderezar el rumbo en la competición doméstica. Luego, con el inicio del Last32 en la Eurocup, donde ya no hay margen de error. Para cuando el equipo valenciano mire el calendario se dará cuenta de que la Copa del Rey asoma en el horizonte.

Ahora mismo los valencianos están a dos jugadores del Real Madrid en cuanto a rotación. No todos los equipos tienen a un Draper, a un Mejri para mantener la intensidad durante los 40 minutos. Esa es la diferencia que permite a los blancos salir indemnes de La Fonteta. Sin lesiones, el Valencia Basket podría aspirar a ello. Otra cosa bien distinta es el respeto arbitral. Ahí hay poco que rascar y esta tarde volvió a evidenciarse la diferencia entre un equipo Euroliga y otro Eurocup, entre Rafa Martínez y el resto de jugadores nacionales.

El cambio de criterio arbitral al descanso hizo que el equipo no pudiera plasmar su identidad atrás. Esa frustración consumió la energía del público y de los jugadores. Y todo ello condujo a una derrota que no es una condena, sino un aviso de lo que puede hacer este Valencia Basket. Un equipo que tiene el respaldo de la afición valenciana según lo visto hoy.

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