Volver a empezar

El verano para los futboleros es un regenerador de ilusión. Todo aficionado que se precie, tras quemar y requemar la piel, vaciar las existencias de mojitos y caipiriñas y retomar la rutina tras las vacaciones, vuelve con un halo de esperanza para con su equipo. Da igual cómo fuera la temporada anterior. Dan igual los resultados cosechados, las ventas, la escasez de fichajes. Da igual todo.

Y de eso aquí en Valencia, los realmente futboleros, somos catedráticos. Da igual que seamos los sempiternos ganadores de la “otra Liga”. Da igual la escasez de fondos. Da igual que hasta el murciélago del escudo salga volando atraido por el olor de los billetes. Da igual la falta de incorporaciones de renombre. Da igual.

La temporada pasada, a pesar de sufrir un cambio de entrenador, de deambular media temporada por terrenos desconocidos y de sufrir la huida de algún jugador poco comprometido, a pesar de que a la postre el premio fuera una quinta plaza, la afición acabó más enchufada que nunca. Y la gente, a pesar del portazo –rajada mediante- del jugador “referente”, a pesar de haber conocido más presidentes en los últimos meses que en la última década, sigue renovando su abono. La ilusión ya se ha renovado y todo vuelve a empezar. A pesar de las penurias. Da igual.

Es por esto que me gustan las iniciativas de Amadeo Salvo con los aficionados. Puede parecer algo absurdo, pero mejorar y acondicionar las instalaciones del viejo Mestalla, o bajar el abusivo precio de los abonos o los bares son las primeras medidas del club en beneficio de la afición en mucho tiempo. También es positivo para el aficionado ver como su presidente brega por los intereses del club, y descubrir que es posible que la junta directiva sea profesional y contrastada. Y para los aficionados extranjeros es agradable ver como comienzan a ser habituales los contenidos en varios idiomas o la cercanía del club en sus desplazamientos internacionales. “GloValizar” la marca, en resumidas cuentas.

Porque al fin y al cabo, la grandeza de un club reside en su afición, en su movilización. El sentimiento valencianista es muy profundo, pero para llenar Mestalla quizá sea necesario estimularlo. Que la afición se sienta parte del club, no un cliente ni un producto que explotar. La ilusión ya la ponemos nosotros de serie, solo falta estimularla.

Ya sabemos que el Valencia no va a ganar la Liga, pero la ilusión no nos la quita nadie. Al fin y al cabo, el fútbol es sentimiento e ilusión. ¿O acaso no les hace feliz a los niños creer en los Reyes Magos?

 

Rafa Martínez (@Rafamtnez5)

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