Adiós 2013, bienvenido 2014…

Nuestros hermanos del otro lado del Atlántico siguen una antigua tradición, “la quema del año viejo”: elaboran una figura con forma de muñeco con ropa vieja, cartón, papel, paja, etc. y pólvora para proceder a su incineración, buscando que el ritual del fuego  purifique y se lleve todas las cosas malas del año que termina. Esa quema la acompañan de la lectura de un “testamento”, en el cual se da lectura a las anécdotas vividas por los propios vecinos.

Dejar atrás lo malo, superar las dificultades y esperar un futuro mejor es quizás el anhelo más compartido por los hombres y mujeres de buena voluntad, especialmente cuando vivimos sumidos en un mundo de desesperanza, de pesimismo, de negatividad, de excesiva agresividad física y verbal. Un mundo egoísta que sólo busca compartir lo adverso y esconder lo bueno, seguramente porque lo primero se da con mayor profusión para regocijo de los profetas del apocalipsis.

2013 nos deja, se va sumido en la dicotomía crisis versus recuperación, un debate abierto en plena epidermis de una sociedad que anhela agarrarse a la segunda para olvidar la primera, pero que sigue la rémora de esa inquina histórica que nos caracteriza, sigue haciendo ecos a los mensajes cainitas que siempre han sacado a la luz las bajezas de este gran pueblo, cayendo en un pesimismo que impide creer en nosotros mismos y en nuestras capacidades de superar las adversidades. Y eso hay que creérselo, es parte fundamental de la fórmula de la recuperación.

2013 se va y con él hemos pasado la mitad de la Legislatura. Tanto Rajoy como Fabra se aprestan a presentar los balances respectivos de su acción de gobierno y, entre tanta tiniebla y oscuridad, los hechos están diluyendo el oxímoron de la guerra santa en la que tenemos sumida a una Oposición que dejó de lado ya hace mucho los intereses generales.

Sumidos en la vorágine que nos plantea la dictadura del relativismo y la cultura de la transitoriedad, la desesperanza campa por doquier y nos olvidamos pronto de que hace un año solo se hablaba de un Rescate del que hoy ya nadie se acuerda, se cerraba un año de ajustes a un enfermo terminal y hoy estamos cerrando un año con una bases mucho más sólidas que auspician un cambio de ciclo. Un año de Reformas que lejos de propiciar un arreglo cosmético están dirigidas a los propios fundamentos del sistema para apuntalar nuestro futuro.

En tan sólo dos años se ha conseguido frenar la caída de la economía y sentar las bases del crecimiento y la recuperación, evitando el hundimiento y el rescate, no solo a nivel nacional, sino también a nivel de nuestra Comunidad, vapuleada también por la mayor campaña de desgaste mediático que se haya conocido, en un ejercicio de irresponsabilidad sin precedentes que sigue buscando un rédito electoral más allá de la demoscopia.

Hechos que ponen negro sobre blanco pequeños matices en estos momentos de dificultad, pero que abren un resquicio a la esperanza de que realmente podemos salir de esta situación. Nuestra tierra finaliza este año con menos parados y con una Administración más eficaz y sostenible. 2013 ha marcado un punto de inflexión en la reivindicación de un sistema de financiación más justo y equitativo. Se ha afianzado el compromiso con las políticas sociales y se han establecido las bases para no volver a caer en errores del pasado.

Financiación, agua, infraestructuras, puesta en valor de aquello que a lo largo de 775 años de Historia nos ha dado ese plus, nuestra lengua y tradiciones, propias de un pueblo orgulloso que ha sabido asumir la importancia de sumar lo propio a lo de todos, a ese gran proyecto que llamamos España.

Nuestros dirigentes se disponen a seguir mejorando aquello que los técnicos denominan los Insights en la Política, aquellas percepciones subjetivas inconscientes que recibimos a la hora de evaluar aquellas cuestiones que nos afectan, y que en las próximas confrontaciones electorales van a tener la oportunidad de demostrar si estaban equivocados o sus políticas realmente estaban calando en ese mundo subjetivo de nuestras sociedades complejas.

Dispongámonos pues a despedir este 2013 con el ánimo dispuesto a asumir los retos que se nos plantean en este 2014, cargados de esperanza e ilusión, dispuestos a seguir luchando y trabajando por una sociedad más justa, más libre, más solidaria, donde la Fraternidad sea el fundamento y el camino para la Paz y la Prosperidad. Feliz 2014 !!!!

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