El paro lo reducen los emprendedores, no sus señorías

De repente acaba el ejercicio, el año de fatídico número (para supersticiosos) y resulta que lo cerramos en positivo: 22.375 parados menos en la Comunitat Valenciana. ¿Lo celebramos o nos suena pírrica la recompensa? Cada cual que lo interprete como quiera, es lo que tienen los números. Desde luego, todo lo que sea aliviar este doloroso estigma de más de medio millón de parados (547.360, para ser más exactos) en nuestra comunitat, siempre es positivo. Pero concentrar gran parte de ese recorte en el último mes del año, sobre el que pueden opinar muchos que se sustenta en el sector servicios y propiciado por el consumo navideño, ya que en dos terceras partes (14.258) corresponden al mes de diciembre, no dice mucho en favor de los dispendios, estructuras, programas, ayudas y administración dedicada full time a menguar dicha lacra.

Pero bueno, no nos vengamos abajo, son 22.375 parados menos para cerrar el año, un 3’93% menos que en 2012 y como es Año Nuevo ‘hay que mojarlo’.

Lo importante de todo ello es elucubrar sobre si ¿se crea empleo desestacionalizado, se crea empleo tras la reforma, se crea empleo porque este es de menos calidad y más barato, se crea empleo porque era mucho el que se había destruido y hemos tocado fondo? Sinceramente, la clave de este final de 2013 es que se crea empleo pese a todo, y parte importante de ese ‘pese a todo’ la tienen los emprendedores.

Se crea empleo pese a la administración, pese a los arduos trámites administrativos, pese a los vanos intentos de organismos que debieran ‘buscarlo y ofrecerlo’. Se crea empleo gracias a esa legión de emprendedores que ya no esperan nada de nadie y si han encontrado muchas satisfacciones con sus homónimos, sus iguales, los que no son ‘primus inter pares’, porque destacan todos por igual. Por eso reflota, a mi parecer, la Comunitat Valenciana, porque siempre fue nicho de emprendedores, porque está habiendo un cambio generacional en el que se mantiene ese entramado que siempre nos ha caracterizado de micropymes y empresas familiares, pero estas, a diferencia de las de antes, surgen con emprendedores/autónomos/empresarios formados, pero no sólo con una formación especialista, sino con miras a un mercado que demanda la colaboración, la unión de esfuerzos y un conocimiento compartido.

Así surgen microempresas valencianas de robótica, automoción, de formación, de ingeniería, de distribución, de regalos, de complementos de moda, de lo que sea… que comparten contratos, acuerdos y experiencias con otras de diferentes latitudes y fronteras.

No tiene sentido que el mercado, la economía, las relaciones personales y profesionales sean cada vez más flexibles, más laxas y que nos agarrote una estructura administrativa que sigue siendo tan rígida.

No tiene sentido, como he leído hoy en este mismo diario digital que los autónomos se vean obligados a retrasar su edad de jubilación y que la administración sea tan ciega e injusta con los que verdaderamente están creando empleo.

Se ha destruido mucho empleo desde finales de 2007, se han cerrado muchas empresas, de todos los sectores y campos de actividad posible y lo que surge, en gran medida, son iniciativas de emprendedores, pequeñas empresas, muchas veces unipersonales, espacios de trabajo compartido, alianzas entre esos mismos profesionales freelance y nadie cae en la cuenta desde su poltrona pública qué la suma de todos ellos es equiparable a los números que pueda ofrecer la más grande corporación o empresa.

En definitiva, creo que necesitamos, en algún momento de nuestra vida, una dosis de emprendimiento, es lo que más rápido nos haría madurar a todos.

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