Iberflora, no hay hostilidad de Madrid sólo descrédito valenciano

Como valenciano, he vivido con preocupación las informaciones que hablaban de las disputas en el seno de la patronal Fepex (Federación Española de Asociaciones de Productores Exportadores Hortofrutícolas, Flores y Plantas) para impulsar el traslado de Iberflora a Madrid. Leí las punzantes informaciones de Levante-EMV –que hablaba de presiones encabezadas por los andaluces- y la tranquilizadora contrarréplica de Las Provincias –que las minusvaloraba y vendía como anecdóticas-. Como hago siempre, busqué el equilibrio entre ambas y más que eso, traté de intuir el trasfondo que podía existir. Otra vez, Madrid con Ifema busca aprovecharse de la debilidad ajena. Otra vez –confirmé para mis adentros aún con el recuerdo fresco de cuanto ocurrió con la extinta Feria de Euroagro- Fepex trata de apropiarse del patrimonio más sensible de los ‘provincianos’ valencianos, su agro y lo hace para mayor gloria de su paraeta centralista, Fruit Attraction. Pero no, la cosa es peor…
Con cada reflexión llegaba a una conclusión más malvada. La amenaza sobre Iberflora era una prueba más de la necesidad de reforzar puentes con nuestros vecinos del norte, de afianzar el proyecto estratégico mediterráneo, de hacer lobby frente a Madrid, que nos maltrata con su financiación. La conjura centralista cobraba más forma al contrastar que la promotora de Iberflora, ASFPLANT (Asociación Profesional de Flores, Plantas y Tecnología Hortícola de la Comunidad, integrada tanto en Fepex como en la valenciana AVA-ASAJA) tenían como primer aliado a sus homólogos catalanes en el sector, que también propugnan el mantenimiento del certamen en Valencia. Pensé en términos logísticos: comprobé el deterioro del tráfico del Puerto de Valencia frente al reverdecer del de Algeciras, recordé que recientemente se ha situado a la AP3 como la peor carretera del país por sus sempiternas obras (que es casi tanto como decir que por su abandono presupuestario), me vino a la cabeza el empecinamiento de la ministra en incluir el eje central en las prioridades de la UE en detrimento del corredor mediterráneo…
Es más, ahondé en el agravio y vinculé la mudanza al languidecer del campo valenciano –discriminado por el agua y el reparto de la PAC- frente a la pujante Andalucía -sin problemas hídricos y regada de subvenciones-.
Asqueado por tanta maldad capitalina, busqué contrastar mi teoría de la conspiración con Vicente Peris, presidente de ASFPLANT y dimisionario responsable nacional de la sectorial de Flores y Plantas de Fepex. Su renuncia, como se avanzaba, respondía a las presiones de los representantes gallegos, canarios, aragoneses y sobre todo, andaluces por propiciar tal traslado. La conjura se vino abajo: a Ifema le importa bien poco los 3.000 metros de exposición que aquí en Valencia tanto nos preocupan; Fepex respalda el mantenimiento de su actual ubicación y contribuyó a finiquitar Euroagro porque, básicamente, ningún valenciano se ocupó en estar presente en los debates previos; los visitantes y expositores del sector prefieren seguir acudiendo al recinto valenciano porque son conscientes de que la Comunitat es líder en exportación y producción y porque, lógicamente, gustan de acercarse a sus viveros; Andalucía crece rápidamente porque tiene un clima más propicio, no porque aquí se trabaje mal… La cosa es mucho peor, prefieren irse a Madrid porque juzgan más interesante trabajar bajo el paraguas de Ifema, porque, frente a la desastrosa gestión precedente, los recortes y dudas de la Generalitat con Feria Valencia, juzgan que el recinto madrileño tiene más apoyos y medios… El crédito de Madrid se mide gracias al descrédito de lo valenciano. ¡Qué fácil es ir de víctima!

Rafa Quilis

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