Este sábado, 13 de diciembre, es el día en el que ha entrado en vigor el nuevo etiquetado para los productos en España. Las nuevas etiquetas son de tamaño más legible, informan de los alérgenos más comunes e identifican el origen, la composición exacta y los valores nutricionales.
La industria alimentaria de toda Europa debe aplicar un reglamento que fue aprobado en 2011 y que ha permitido que las miles de empresas españoles hayan podido adaptarse a la norma de manera paulatina. No obstante, este reglamento permite que se puedan vender los productos con etiquetados antiguos hasta agotar existencias.
Quizá uno de los cambios más evidentes que podemos observar es el del tamaño de la letra ya que ahora será mucho más grande y más legible para todos –incluso para los mayores con problemas de visión-. Además, cabe resaltar que todos los datos debe estar juntos, en el mismo campo visual.
Otro de los capítulos importantes es el de la obligatoriedad de incluir los alérgenos. Para indicar la presencia de frutos secos, gluten o lactosa la tipología será diferente –color o negrita-. El reglamento europeo menciona hasta 14 alérgenos importantes que se deben resaltar.
Ahora, con estas nuevas etiquetas sabremos si el producto contiene sal ya que antes se hablaba de sodio y muchísimas gente no lo relacionaba.
Un hecho a recalcar es que sabremos toda la información nutricional. Las etiquetas tendrán que mostrar el valor energético, las grasas, las grasas saturadas, los hidratos de carbono, los azúcares, las proteínas y la sal.
De otro lado, en este momento, se ha de incluir de manera clara la fecha de congelación. Los productos que han sido descongelados antes de ponerse a la venta tienen que especificarlo. Es importante porque el consumidor no debe volver a congelarlos en casa.