Bravo, doña Gabriela

Aplaudimos al nuevo Consell

Cuando toca, toca. Somos los primeros en azotar al que se lo merece y premiar al que se lo gana. No tenemos fijación por hacer daño a nadie en particular, pues los que nos conocen saben que somos un grupo mediático plural, independiente y que nos mantenemos siempre en busca de la mayor objetividad posible. Hoy toca aplaudir al nuevo Consell por una de sus últimas medidas: primar en las operaciones bancarias de la Generalitat a aquellas entidades crediticias que no practiquen desahucios. 

Cuando algunos de los nuevos políticos hablan de meterle mano a los privilegiados, el suelo echa a temblar y con éste mucha gente, pues jamás podremos calcular las posibles reacciones de algunos poderes no electos. Sin embargo, este tipo de medidas como las del nuevo Consell son moderadas, coherentes, cercanas a la gente y beneficiosas para ambas partes del problema. Por un lado, las entidades crediticias, que llevan a cabo lo acordado en los contratos hipotecarios y la legislación vigente, ganan si entran en el juego. Por otra parte, gana la gente que, en la mayoría de casos, tras una vida honrada pagando sus impuestos y sus deudas religiosamente, corren el riesgo de perder su casa por no poder hacer frente ya a los pagos bancarios.

No se trata de expropiar, ni de quemar iglesias, como muchos detractores de estos gobiernos del cambio dijeron. Más bien se trata de llegar al límite del margen de maniobra del poder público frente a estos poderes fácticos, no con una actitud revanchista o antisistema, no. Debe hacerse sabiendo que el nuevo Consell debe gobernar para gente de todas las capas sociales y con un único objetivo: ayudar a los más desfavorecidos, sin incurrir en faltas respecto al derecho a la propiedad.

Medidas como esta que aplica el Consell son las que permiten seguir pensando en una recuperación económica en España, sin dejar de atender las urgencias con inmediatez. Si queremos resurgir de nuestras cenizas, los españoles necesitamos mantener el nivel de nuestras empresas intacto, mientras que la población no se empobrece cada día más. La capacidad de consumo es vital para nuestra economía. Sin consumidores, no hay mercado. Jugando a ser más fuertes que el mercado, cada vez habrá menos personas que puedan consumir. Si todos ganamos, otro país es posible. Aplaudimos al nuevo Consell.

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