Bravo, doña Gabriela

De la toma de posesión del Consell de Ximo Puig

El pasado martes 30 de junio tuvo lugar la toma de posesión del nuevo Consell. El acto se celebró en el maravilloso salón de Corts del palacio de la Generalitat y llevó el peso del mismo, la nueva vicepresidenta Mónica Oltra. Lo primero que hizo fue leer el decreto 8/2015 del 29 de junio, por el que el jefe del ejecutivo valenciano, Ximo Puig, nombraba a la propia Oltra como vicepresidenta y a los otros ocho miembros del gobierno. En este acto, y parece que acertadamente ya va a ser la tónica de cualquier acto de les Corts o de la Generalitat, también contó con un traductor de lengua de signos. Una vez prometió el cargo la propia Oltra sin alterar ni una coma de la fórmula establecida, fue nombrando uno a uno, al resto de consellers, y el primero de ellos, el titular de la Conselleria de Hisenda i Model productiu, el histórico e integrante del ala nacionalista del PSPV-PSOE, Vicent Soler i Marco, introdujo la coletilla al texto oficial: «y mantener lealtad a los valencianos y a las valencianas». Tal vez esperábamos algo así de los consellers de Compromís, incluso haciendo hincapié en su talante valencianista, pero no, los cuatro -más Oltra- decidieron ceñirse a lo establecido. Luego el President se dirigió a los presentes y en particular a sus consellers, a los que les pidió que siempre mantengan en el horizonte a «las personas viviendo dignamente en una sociedad justa, culta, tolerant oberta e inclusiva».

Para concluir el acto, sonó el himno oficial de los valencianos y fue posiblemente en este momento en el que el nuevo Consell tuvo un resbalón nada edificante y muy poco respetuoso con todos los valencianos. Si hacemos caso de la ley 8/1984 de la Generalitat que regula nuestros símbolos y su uso «el Himno Oficial de la Comunidad Valenciana está constituido por la música, obra de D. José Serrano Simeón, y por la letra compuesta por D. Maximiliano Thous Orts», es decir, son tan oficiales la letra como la música, como así lo puso de manifiesto la vicepresidenta Oltra interpretándolo sin ningún tipo de complejos. El resto del Consell, impertérrito, simplemente lo escuchó. Tal vez siguen la moda de los anteriores gobiernos del PP que tampoco lo interpretaban, pero nosotros hubiéramos preferido que, como Oltra, lo hubieran cantado. Tal vez tengan alguna cosa en contra de este asentado símbolo de todos los valencianos y en ese caso solo les queda -si se atreven- abolir la ley que referimos o modificarla, pero hasta entonces, por favor, no nos hagan este feo a todos.

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