El campo valenciano continúa dándonos buenas noticias, aunque se refleje en las exportaciones y no tanto en la rentabilidad para los agricultores valencianos. El campo valenciano nos cuida, a pesar de los varapalos que han sufrido millares de hectáreas y a pesar del desprecio que le han manifestado algunas decisiones políticas y económicas. Continúa vivo y se mantiene como uno de los principales motores de nuestra economía.
Ahora, dejemos que hablen los datos. El sector agroalimentario genera más de 29.800 puestos de trabajo anuales, esto representa el 13,8% del empleo en ámbito autonómico, sin olvidar su Valor Añadido Bruto, que supone el 3,2%. Otro dato: las exportaciones agroalimentarias del primer semestre crecen un 1,1% hasta 3.016 millones de euros. Sin embargo, estas referencias le sirven de poco al sector agroalimentario para alcanzar más ayudas, o por lo menos más respeto por parte de algunas instituciones. Esas que parecen estar más preocupadas por la cultura del ladrillo. Y no criticamos que se valore al sector de la construcción, sino que no se tenga en cuenta que aquello-lo del boom de la construcción, ya pasó.
Además, encontramos más cifras con la que defender a nuestro campo valenciano, con el que no se debe jugar. Las exportaciones del sector agroalimentario superaron los 5.800 millones de euros en 2015, una cantidad que supone un crecimiento del 12%, en relación con el ejercicio anterior. Y puestos a crecer, la facturación alcanzó los 8.895 millones de euros, que representa un incremento del 14% en comparación con los datos de 2014.
El campo ha estado olvidado durante muchos años. Aún silenciado y machacado, ha tirado del carro. ¿Será este el momento del campo valenciano? Esta misma pregunta ya nos la hicimos hace unos meses, pero los agricultores siguen sufriendo cada día su falta de rentabilidad y el abandono de la tierra en muchas zonas también es un hecho.