Hartazgo de corrupción, malas praxis y defraudadores. Así se encuentra gran parte de la sociedad española. En el día de ayer se conoció la enésima operación contra la corrupción en una veintena de ayuntamientos españoles. La mayoría de ellos en Cataluña, y como no podía ser de otra manera, ya se han apresurado los partidos independentistas, de izquierda y derecha, en decir que es todo una maniobra del malvado Estado contra el pueblo catalán. Ya saben ustedes que hay políticos que se permiten hablar en nombre de todo el pueblo y a todas horas. No obstante, hay que decir que el Ministro del Interior, con sus grabaciones, se lo ha puesto como aquel que dice ‘a huevo’.
Por si no hubiera bastante con la corrupción en la clase política, ahora nos enfrentamos a la falta de ética para con los clubes de fútbol y la relación de estos con las administraciones públicas. Una vez más han tenido que venir de Europa a poner los puntos sobre las íes y los frenos sobre los pedales de algún que otro magnate aventajado. Es en este contexto en el que el President de la Generalitat, Ximo Puig, ha afirmado que la sanción impuesta por la Comisión Europea a los clubes de fútbol de la Comunitat (Valencia, Elche y Hércules) por recibir ayudas ilegales del Instituto Valenciano de Finanzas (IVF) “ponen en evidencia la gestión del PP”. Al respecto, ha anunciado que estudiarán “caso por caso” e intentarán recuperar todo el dinero público.
La cuestión que radica en el fondo es la falta de ética. La falta de conciencia a la hora de manejar el dinero público. La falta de sensibilidad a la hora de gestionar algo que es de todos y no sólo de unos pocos afortunados y privilegiados.