Con el campo no se juega

Europa se constipa de nacionalismo

Los nacionalismos que florecen y renacen en casi todos los países de la Unión Europea, amenazan con socavar los cimientos de la Unión, y para lo que esta nació, asegurar la paz y la concordia entre los pueblos de Europa. Unas veces de carácter separatista y regional, y otras de carácter estatal, o incluso expansionista, el nacionalismo está apareciendo en la mayoría de democracias del viejo continente. De Grecia a Noruega, pasando por Francia, Austria, Holanda o Alemania, hasta el más reciente ejemplo del Brexit, el reciente intento de separación del Reino Unido del resto de la Unión Europea.

El nacionalismo siempre se abre paso en contextos de crisis económica y social, y qué mejor momento que el actual para colarse de nuevo en parlamentos e instituciones. La Unión Europea deberá reinventarse y mejorarse a si misma para evitar que sigan creciendo los que quieren romperla. Deberá ser más ágil, más segura, más justa y menos mercader. El ejemplo más cercano, y tal vez sea necesario ponerlo de manifiesto para que nos demos cuenta de la importancia que tiene evitar el auge de los nacionalismos que ya separaron y enfrentaron duramente a los europeos décadas atrás, lo encontramos en la economía más cercana a nosotros los valencianos.

Los empresarios valencianos ya muestran su preocupación ante el resultado del referéndum para decidir si Reino Unido permanece o no en la Unión Europea (Brexit). Aseguran que un no podría hace temblar los intereses de las empresas de la Comunitat Valenciana.  Y es que la economía valenciana depende, en muchos aspectos, de la de Gran Bretaña. No sólo en el sector del turismo, también en el de las exportaciones.  Para evitarlo, hay que mejorarnos a nosotros mismos, para poder mejorar Europa y ser de ese modo un ejemplo de paz, crecimiento sostenible e igualdad para todo el mundo.

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