Bravo, doña Gabriela

Habemus ‘Molt Honorable’

Habemus ‘Molt Honorable’. Fue la gran noticia del día de ayer. Después de tantas idas y venidas, de momentos considerados por muchos como de traición de la CUP al procés, de tantos dimes y diretes… un bando independentista ideológicamente variopinto y sin visos de llegar a poder pactar nada más que el llevar a cabó la hoja de ruta tantas veces alardeada.

No era tan difícil. Después del “no” a Mas de los antisistema, era de esperar, aunque nadie estaba convencido de que pudiera llegar a pasar, el desvío para tomar la salida del presidente alternativo. Evidentemente, la CUP no podía dejar en bandeja el sillón de Presidencia al delfín de la familia más corrupta de la historia de la corrupción en España: los Pujol. Un defensor a ultranza del paradigma de la impunidad, la mafia en estado puro y la manipulación de aquel que campa a sus anchas.

¿Quiénes fueron los responsables? Pues aquellos que han controlado el aparato del Estado español, es decir, todo partido que ha pactado con CiU para gobernar en algún momento, oiga. No olvidemos que Aznar hablaba catalán en la intimidad y ciertos tripartitos del “progreso” en Cataluña colocaban mordazas sobre discursos que advertían mordidas. La Monarquía también tuvo su parte de responsabilidad en sucesivos pactos de silencio, no se crean. Un silencio que permitía una estabilidad, forzada pero efectiva.

Una dominación total que acaba por hacer mutar las células de un gobierno y dar a lugar al peor cáncer para una herramienta de ejercicio del poder: el personalismo del líder. Ocurrió con Pujol y ocurrió con Mas. Un “yoísmo” que ha llegado hasta el punto de que este personalismo ha hecho que parezca increíble el paso atrás de Artur Mas. Pero, finalmente y contra todo pronóstico, sí: ha ocurrido. La línea roja del candidato “sí o sí” de Junts pel Sí ha sido suprimida en pro, entendemos, de lo que consideran el mayor bien común posible: la absoluta autodeterminación.


Veremos si en Madrid también se disipa lo que en principio era inamovible y nos ahorramos un nuevo paso por las urnas.

Habemus ‘Molt Honorable’ pero… ¿habremus terrícola en La Moncloa?

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