Bravo, doña Gabriela

La reapertura de RTVV mete en un callejón sin salida al Consell

Conforme se va acabando la temporada estival, la vida política va subiendo de temperatura y parece que uno de los temas más candentes va a ser la reapertura (o no) de RTVV. Una patata caliente para el Consell. Por contextualizar, recordemos que una vez el anterior gobierno presidido por Alberto Fabra decide poner en marcha un expediente de regulación de empleo (ERE) en nuestra televisión autonómica, aduciendo que era inaceptable en tiempos de crisis, se crea una nueva empresa -RTVV SAU- que ocupa el lugar de la otra. Al tumbar un juzgado el ERE, Fabra cierra definitivamente el ente audiovisual y despide a todos los trabajadores para disgusto de todos los valencianos, como se pudo comprobar en las manifestaciones de protesta en las que se vio representada, de manera transversal, gran parte de la sociedad valenciana. El mal estaba hecho, pero la promesa electoral, también. Los dos partidos y medio (recordemos que solo la mitad de Podemos votó a favor de la investidura del de Morella) que sustentan el Consell presidido por Puig, concurrieron a las elecciones de mayo asegurando que reabrirían RTVV para el 9 d’octubre. Aunque no sería el primer ejecutivo en incumplir una promesa electoral, el caso es que esa promesa les puede pasar factura política en las generales de final de año.

Llegados a este punto y conscientes los firmantes del Pacte del Botànic que estarían contraviniendo la ley si no guardan el tiempo preceptivo para reabrir RTVV, se les ocurrió la posibilidad de utilizar al personal de comunicación de Presidencia y de programas enlatados para no faltar a su palabra. Una fórmula que no entra en conflicto con la ley y que, de cara a la sociedad, permitiría que en la máxima festividad de los valencianos haya señal donde antes estaba la de Canal 9. Además disfrutaríamos de una retransmisión de los actos del Dia Nacional Valencià sin que el Consell se metiera en ningún jardín. Pero faltaba la voz del comité de empresa que, megáfono en mano, ya se han manifestado ante Palau de la Generalitat exigiendo el cumplimiento de lo prometido en campaña electoral. Nada fue suficiente, ni que la mismísima vicepresidenta Oltra bajara a hablar con ellos. El comité de empresa ha decido tirarse al monte y decir que o todo, o nada; es decir, que aceptarían una reapertura progresiva, pero si se enmarcaba en un plan general de recuperación paulatina de toda la antigua plantilla. Por su parte Podemos ha afirmado que prestará apoyo parlamentario si no se emiten contenidos políticos para no condicionar a la población (plenos de les Corts y comparecencias del gobierno valenciano) y se acompaña de un plan de apoyo al audiovisual valenciano, tan dañado por el cierre de RTVV.

Llegados a este punto lo que pedimos es que no se caiga en la precipitación. Claro que queremos una televisión pública de calidad y en valenciano, nos hace mucha falta para la vertebración de nuestro Pueblo y para favorecer el uso del valenciano. Pero no a cualquier precio. La nueva RTVV ha de ser, a diferencia de la que puso en marcha el PSPV-POSE y mantuvo el PP, una televisión de todos, creada por el consenso parlamentario de todos, y sin estar sobredimensionada con “colocados” según los deseos o compromisos de los partidos políticos que la regenten. Y por encima de todo, sin que sea, como hasta ahora, un instrumento de difusión de las supuestas bondades del gobierno de turno. Pluralidad, profesionalidad, transparencia, libertad de opinión, cumplimiento de la ley y ausencia de control político son conceptos que deben presidir su (re)fundación. Y esto solo puede venir de la mano de un acuerdo del legislativo de todos los grupos parlamentarios y no solo de aquellos que sustentan al Consell. De no ser así, nacería tocada y no sería la RTVV en la que nos viéramos representados todos los valencianos.

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