A Rajoy es posible que esta vez haga bueno el refrán de que ‘a la tercera va la vencida’. Es más que probable, a tenor de las declaraciones de algunos de los líderes autonómicos del PSOE. Ximo Puig, el President de la Generalitat Valenciana, ya lo dejó entrever. Aseguraba el President que había que votar no en la primera vuelta, y que también habría que hacerlo en la segunda. No obstante, Puig dejaba entrever la posibilidad de abrir un período de reflexión tras la segunda reflexión, para valorar todas las opciones, y quién saber si, a la tercera, abstenerse.
La posición en la que se encuentra el PSOE no es nada cómoda. El tiempo de ver que hacían los demás se ha acabado. Rivera se ha movido, y para bien o para mal, hay pacto, aunque para ello haya tenido que volver a desdecirse y mutilar casi totalmente la mayoría de sus propuestas estrella. Ahora Sánchez tiene un escaso margen de maniobra. Todos los partidos se han movido, a excepción de la izquierda de Podemos e IU y demás confluencias. Algo lógico por otra parte.
Ha llegado el momento de que el PP ponga encima de la mesa del PSOE sus ofertas, y de que los socialistas hagan patentes también sus exigencias. Ha llegado el momento de hablar de política con mayúsculas.
No se puede pensar, o al menos no es muy ético, que la abstención del PSOE sea gratuita. Alguna cosa debería poder exigir el PSOE, pues al fin y al cabo un gobierno investido con el apoyo o la abstención de varios partidos, debe atender las exigencias de los mismos. Habrá que estar muy atentos a las posiciones que tomen los socialistas en los próximos días, pues tienen la clave de si vamos o no a unas próximas elecciones. ¿A la tercera irá la vencida? Tal vez a Rajoy le sirva este refrán.