Bravo, doña Gabriela

OMS: la carne, como la cara, roja de vergüenza

No es la primera vez que la Organización Mundial de la Salud (OMS) u otros organismos internacionales encargados de velar por nuestro bienestar nos sorprenden con informes alejados de todo sentido común. ¿Recuerdan la alarma social que crearon con la gripe A? Después de numerosas portadas de periódicos y apertura de informativos, la cosa quedó en el enriquecimiento de algunas farmacéuticas, ensombrecido más todavía por la activación de la puerta giratoria de estas empresas y la propia OMS. ¿Y de las vacas locas?, también la alarma social se adueñó del consumidor y perjudicó sobre manera al sector al que no consoló la estampa del entonces ministro, el papanoélico Arias Cañete, engullendo desaforadamente carne de vacuno allá por donde iba. ¿Y la crisis del pepino?, otra grave equivocación del gobierno alemán de Merkel cuyos perjuicios siguen pagando los agricultores… Como saben, esta vez le ha tocado al consumo de carne roja y carne procesada (hamburguesas, embutidos y fiambres) y su carácter carcinógeno, que dicho así, sin la explicación correspondiente, puede arruinar muchas industrias y llevar al paro a miles de familias.

Sin pretender eximirnos de la parte alícuota de culpa que podamos tener los medios en este caso, lo que a todas luces parece evidente es que los responsables de comunicación de la OMS, posiblemente no sus investigadores, no han sabido -o no han querido- transmitir la información como correspondía. Al leer con detenimiento el informe en cuestión sobre estos alimentos, advertimos que se habla de cantidad y de calidad, pero no en genérico, es decir, comer carne roja en exceso no es saludable para nuestro organismo, como tampoco los son otros alimentos. Respecto a la carne procesada, ya puestos, los comunicadores de la OMS podían haber especificado mucho más, porque los embutidos o fiambres, como el tradicional y tan mediterráneo jamón curado, nada tienen que ver con esa otra carne que le llaman hamburguesas -como podían haberle puesto otro nombre- y con las que un par de cadenas estadounidenses torturan a toda la humanidad. Claro a ésas no se atreven a tocarlas, no vaya ser que se oxiden las bisagras de las puertas giratorias. Si tienen dudas de la calidad de nuestros embutidos, basta con que atiendan a la salud de nuestros abuelos que con una dieta (mediterránea) equilibrada con verduras y frutas están mucho más “limpios” que las generaciones posteriores envenenadas ya de los alimentos industrializados sobre los que no se quiere, en función de determinados intereses, sembrar ningún tipo de duda. En vez de la alarma injustificada, estaría bien que recordáramos, más allá de estas butades de la OMS, que siguen muriendo personas por desnutrición en el Planeta y, aunque ya no afecte al “Primer mundo”, también hay víctimas todos los días de Ébola, eso sí nos debería preocupar.

Ir arriba