Bravo, doña Gabriela

Preguntas a partir de la concentración valencianista del 19S

La concentración valencianista del pasado sábado por la mañana en la plaza del Ayuntamiento del Cap i casal provoca un puñado de preguntas que deberían plantearse los organizadores y los actores políticos valencianos. Respecto al apoyo social que obtuvo la convocatoria, no nos corresponde a nosotros juzgar si no, sobre todo, a las entidades convocantes, desde los 2.000, a los que afirman que la cifra se acercaría a las 5.000 personas concentradas frente a la casa consistorial. En cualquier caso, más allá del número de asistentes, los partidos políticos (todos) deberían percibir la concentración como un síntoma. Despuntando los 100 primeros días de gobierno municipal tripartito, algunas de las medidas apuntadas por el gobierno de Joan Ribó, son recibidas por convocantes y asistentes como agresiones a la lengua y cultura valenciana. Y en ese poco tiempo, la primera protesta social viene precisamente de sectores preocupados por la esencia de los valencianos. Como afirmó Ribó en campaña electoral, ¿piensa reunirse, él mismo o el concejal Fuset, con Lo Rat Penat y la RACV y otras entidades valencianistas?

Las entidades convocantes pretendieron en todo momento ofrecer un mensaje de unidad del valencianismo (recordemos que pedían que los asistentes solo lucieran Senyeres y no emblemas partidistas), incluso alejarse de un discurso político, pero deberían recordar que la política se combate con política. Pero antes de hablar de política, ¿se plantean los organizadores reunirse con los partidos del arco parlamentario valenciano para exponerles sus reivindicaciones? Y las instituciones y partidos políticos, ¿van a intercambiar pareceres con este sector? En este contexto y como ya hemos apuntado en alguna otra ocasión, el valencianismo político viene concurriendo a las citas electorales por separado, dividido, mermando así su posibilidades, pero ¿ha llegado el momento de dejar de costado todo personalismo y matices ideológicos para entre todos presentar una oferta electoral única y unitaria en la que quepan todos? De ser así, ¿vale la pena apretar en el esfuerzo de las generales de final de año o de no producirse unos buenos resultados la frustración se apoderaría de este movimiento debilitándolo de muerte?; conviene recordar que el diputado “más barato” en las generales de 2011 lo obtuvo Compromís con poco mas de 85.000 sufragios en la circunscripción electoral de Valencia. Por cierto, los partidos políticos valencianistas deberían recordar que obteniendo representación solo por una de las tres circunscripciones, cuesta mucho defender que se trata de un movimiento de todo el Pueblo valenciano, por lo que parece urgente afianzar y engrosar sus organizaciones en las otras dos circunscripciones valencianas: Alicante y Castellón. A cuatro años vista de la próxima convocatoria autonómica, ¿podría utilizarse este tiempo para construir un opción que sumara tantos apoyos que su éxito fuera incontestable o estamos ante el último tren para este valencianismo político? Más allá de nuestro acierto o no en el análisis de los hechos, estaremos aquí para contarlo, porque en caso contrario estaríamos traicionando nuestro ideal de intentar contar a los valencianos las cosas que les pasan a los valencianos.

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