Bravo, doña Gabriela

Su veto a Escolar es repugnante, señor Cebrián

Su veto a Escolar es repugnante, señor Cebrián. Se lo decimos aludiéndole directamente y sumándonos, como la mayoría de compañeros hoy, al clamor en contra de la censura en los medios, aplicada por gente como usted. Profesionales de la información que se olvidan de lo que es informar y hacer periodismo. Comunicadores reconvertidos en empresarios de la comunicación, cosa bien diferente, que priorizan sus intereses económicos a aquello que un día soñaron con defender a capa y espada: el derecho a la información y la libertad informativa.

¿Se ha creído usted tan poderoso que piensa que va a poder silenciarnos a los que un día fuimos sus compañeros? Decimos bien «los que un día fuimos» porque, sin duda, usted hace mucho tiempo que dejó de dedicarse a esto, para dedicarse a otra cosa. Por otra parte, usted, reputado consitucionalista, se contradice yendo en contra de la libertad de información.

¿Espera crear con sus vetos una espiral de silencio al más puro estilo Joseph Goebbels? Se equivoca. Somos más en este oficio los que respetamos la pluralidad en nuestros espacios, los que intentamos valorar desde los hechos y datos para dar un punto de vista al lector, oyente o televidente; los que no agachamos la cabeza ante los poderes financieros, ni, mucho menos, ante los propietarios de los grandes media, ni las proclamas de sus agendas setting.

Mientras tanto, usted siga aplicando una mordaza al que considere que puede poner en riesgo su estabilidad y su respetada posición social, la que cree que tiene y que hace mucho tiempo que perdió en los corrillos de periodistas. Pregunte entre sus redactores, presentadores y empleados, en general. A ver qué tal les parece que se les imponga a quién sí y a quién no darle voz.

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