Bravo, doña Gabriela

TTIPleaks

TTIPleaks. El omnipotente Gobierno en funciones de Mariano Rajoy, que se alargará por varios meses, tiene mucho que exponer, en relación a la revelación de lo que hasta ahora era secreto de Greenpeace, a través del TTIPleaks. Un hecho que ha calentado en exceso los fogones de las cocinas ideológicas contrarias a este tratado de libre comercio entre Estados Unidos y la Unión Europea. Un tema que ocupa las páginas centrales de los diarios de medio mundo y que deja en jaque mate a los gobiernos europeos, nerviosos ante la petición de información de los representantes de la ciudadanía, estructurados por bancadas en los parlamentos nacionales y regionales de los Estados miembros.

Entre estos partidos, deseosos de que se aclare cuanto antes la posición de cada uno de sus ejecutivos, se encuentra Compromís y otros grupos en Les Corts Valencianes, que nunca han visto con buenos ojos algunos de los entresijos que se han conocido de este tratado, del que se sabe bien poco y está siendo tremendamente opaco en lo que respecta a su negociación. Por supuesto, su aprobación no parece que vaya a ser consultada a la ciudadanía. Más bien, por el contrario, se ocultan los detalles y se insiste en silenciar las voces que anuncian una pronunciada pérdida de la soberanía popular frente a las grandes corporaciones multinacionales y una vulneración clara a los derechos del consumidor.

Las revelaciones del TTIPleaks demuestran que la negociación secreta entre la Unión Europea y Estados Unidos no se limitaba a un acuerdo comercial, puesto que escondía una amenaza contra el medio ambiente, dado que se acaba con el principio de precaución. Esto quiere decir que en asuntos como los transgénicos o los disruptores hormonales el medio ambiente está totalmente amenazado porque no se contempla ningún control y las grandes empresas pueden actuar libremente, como ha señalado el diputado Juan Ponce.

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