El fumar se va a acabar, ahora se ‘vapea’

 

 

Las tabacaleras españolas podrían perder fuelle con el ‘boom’ de los cigarrillos electrónicos o ‘e-cigs’ que permiten fumar o ‘vapear’ en cualquier establecimiento cerrado como restaurantes, cines o supermercados. En lo que va de año diferentes marcas han ocupado la mayoría de barrios valencianos, una proliferación que ha despertado recelos en la industria tradicional que por primera vez se ve realmente amenazada ante la modernización de un producto tan clásico como el tabaco.

Según, la firma de investigación de mercados, Euromonitor Internacional, en los últimos dos años ha generado unos ingresos de 500 millones de euros en Europa y más de 2.000 millones en todo el mundo. Unas cantidades que hacen dudar de la temporalidad de esta nueva moda.

La firma Svaps es la primera que abrió tienda propia en Valencia, fue en diciembre de 2012 y a finales de este mes contará con 12 establecimientos repartidos por la geografía valenciana. Morgane Grandpierre, gerente de la marca cuenta “se me ocurrió implantar el negocio después de viajar a Italia –donde los ‘e-cigs’ están implantados desde hace años- y ver cómo los italianos fumaban cigarrillos electrónicos con total naturalidad en una discoteca o restaurante, me pareció una gran idea y pensé que si este producto había triunfado en ese país en España también lo haría por proximidad geográfica y cultural”.

Desde entonces, cuenta la gerente, el negocio se ha extendido por la ciudad a marchas forzadas, “lo bueno de la competencia es que nos ayudan a dar a conocer el producto, lo malo es que muchas firmas tienen precios muy agresivos porque juegan con la calidad”. En este sentido asegura que lo realmente importante del producto es la composición del líquido del ‘e-cig’ y resalta que gran parte de la competencia utiliza productos chinos que no han pasado los mismos controles de sanidad que los fabricados en Europa, y resalta que en el caso de Svaps está elaborado en un laboratorio farmacéutico.

Respecto a los rumores sobre la poca saludabilidad de estos productos, Grandpierre critica la doble moralidad de médicos e instituciones “algunos medios y empresas están manipulando a la sociedad, porque estos cigarrillos no son un parche para dejar de fumar, sino una alternativa para seguir fumando, o en su defecto hacerlo menos, y en comparación con un cigarro tradicional, los electrónicos tienen menos nicotina, por lo que son ‘más sanos’ o ‘menos nocivos’”, defiende.

En este sentido, la empresaria no descarta que las administraciones aprueben en periodo corto de tiempo algún impuesto o restricción sobre los líquidos del vaporizador cuando experimenten una bajada de los ingresos de los impuestos sobre tabaco como consecuencia de una caída en las ventas de las tabacaleras.

Los cigarrillos electrónicos se presentan como un producto moderno y bonito estéticamente que no genera humo molesto sino un agradable vapor imperceptible. Los líquidos pueden contener o no nicotina y están disponibles en diferentes sabores como fresa, menta, naranja, café o té; además de una gama de mayor o menor intensidad de tabaco.

La técnica de los ‘e-cig’ es similar a la de un cigarrillo tradicional sólo que está compuesto por una batería de litio recargable y un depósito que lleva un líquido que es el que ‘vapea’ el consumidor y el que sustituye al humo del cigarro. Respecto al coste de esta nueva moda, el kit formado por el cigarro electrónico y la batería tiene un coste medio de 30 euros y sobre 8 euros el líquido recargable que tiene una duración aproximada de un mes.

De esta forma, la ciudad cuenta con un importante surtido de marcas como Happy Smooky, Ovale, Smoke Shop o la firma valenciana Essenz, que ha abierto en pocos meses diversos puntos de venta en l’Horta, Camp de Turia y La Safor. 

 

El tabaco tradicional pierde fuelle

Hace unos meses la Encuesta Nacional de Salud de España (ENSE) 2011-2012 elaborada por el Instituto Nacional de Estadística revelaba un descenso del número de fumadores al 24%, desde el 26,4% de 2006, la cifra más baja en 25 años. En España cada vez se fuma menos. Siguen fumando más los hombres, pero  entre los jóvenes hay poca diferencia. El 24% de la población de 15 y más años afirma que fuma a diario, el 3,1% es fumador ocasional, el 19,6% se declara exfumador y el 53,5% nunca ha fumado.

Por sexo, el porcentaje de fumadores es del 27,9% en hombres y del 20,2% en mujeres. Desde 1993 a 2012 el porcentaje de población que consume tabaco a diario muestra un continuo descenso, fundamentalmente a expensas de los hombres. Desde 2003 también se aprecia un declive en mujeres, aunque menos acusado.

Así, mientras que en 1993 un 32,1% de la población de 16 y más años (44,0% de los hombres y 20,8% de las mujeres) consumía tabaco a diario, en 2001 ese porcentaje fue del 31,7% (39,2% de los hombres y 24,7% de las mujeres) y en 2012 (población de 15 y más años) del 24,0% (27,9% de los hombres y 20,2% de las mujeres).

El hábito tabáquico en los jóvenes entre 15 y 24 años afecta al 21,7%, sin gran diferencia por sexo (22,5% de los hombres frente al 21,0% de las mujeres).

Un estudio publicado en la revista especializada Lancet y elaborado por el Instituto Nacional de Innovación en la Salud de la Universidad de Auckland en Nueva Zelanda, daba a conocer que los cigarrillos electrónicos funcionan tan bien como los parches de nicotina para ayudar a dejar de fumar, según el primer estudio que los compara.

 

 

 

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